Se incluyen en este volumen diveros artículos cuyo eje común es Madrid y el reinado de Isabel I, con el propósito de presentar un panorama amplio del Madrid de los Reyes Católicos.Los Vargas, la muralla, la plaza de San Salvador y del Arrabal, el Concejo y la iglesia de San Juan, el nacimiento de isabel la Catolica... son algunos de los temas que se tratan en esta obra, util instrumento para comprender mejor el mundo medieval y el moderno. Manuel Montero Vallejo, doctor y catedratico de Enseñanzas Medias, se ha especializado en Historia y Arte Medieval e Historia de Madrid. Ha publicado 78 trabajos de caracter cientifico, entre libros y articulos, de los que sobresalen los dedicados a estas materias. Cuenta con casi dos centenares de intervenciones en simposios, cursos y conferencias, tanto en universidades como fundaciones e instituciones publicas y privadas. Ha realizado varias asesorias de caracter historico-artistico.Entre las distinciones recibidas pueden citarse: Academico correspondiente de Bellas Artes, miembro numerario del Instituto de Estdudios Madrileños, presidente honorario de la Asociacion de Catedraticos y patrono de la Fundacion Villa y Corte.
Este libro analiza en conjunto e individualmente las calles que otorgaron personalidad y aspecto propios a nuestra villa y le concedieron una fisonomía acorde con sus funciones y que en parte ha llegado hasta nosotros. «La calle es la gran protagonista de la ciudad». El trabajo de Manuel Montero Vallejo se cifra en rescatar del olvido secular aquellas calles que en ocasiones ya no existen, pero constituyeron células vivas de un cuerpo que, poco a poco, se fue formando, creció y constituyó la base del gran Madrid de nuestros días. Pide el autor benevolencia y respeto, «...aunque sólo sea porque la calle que hoy paseas es la misma o heredera de la transitada por tus remotos abuelos». Por ello el subtítulo: Introducción a la ciudad medieval»; se habla aquí de los distintos conceptos que presiden el urbanismo islámico y cristiano, del origen de las calles medievales, de cuando adquieren nombre y personalidad, de cómo el sentido de lo urbano va calando en el español del Medievo. Para quienes quieran descubrir la ciudad medieval, para quienes quieran descubrir Madrid desde su infancia, el trabajo de Montero Vallejo supone una utilísima guía y orientación indispensable. Si quiere verdaderamente sentirse vecino de una antigua villa, aquí tiene usted la más segura carta de vecindad.
Este volumen es el primero que publicará Ed. Cátedra en los próximos ejercicios editoriales de una completa historia del urbanismo en España.El profesor Montero es el encargado de abrir la serie con este primer volumen que estudia, en primer lugar, el concepto de ciudad,para despues determinar el momento en que se puede hablar de la aparicion de asentamientos considerables como "ciudad" y su evolucion desde el Eneolitico, pasando por la ciudad hispanorromana, los nucleos islamicos y la España cristiana hasta llegar a la Baja Edad Media.El texto va acompañado de numerosos planos e ilustraciones, asi como de una exhaustiva bibliografia.
Constituyó Madrid villa medieval de considerable importancia, y antes de asumir la capitalidad permanente ya ocupaba lugar destacado entre las poblaciones de los reinos de Castilla. No fue ciudad de primer orden, mas sí núcleo notable por su condición de plaza fuerte, a la que sumó agricultura próspera y notable artesanía. Como en todo foco urbano, para comprender sus orígenes conviene estudiar previamente los condicionantes geográficos e históricos de la comarca que articula y su evolución a través de los tiempos. La fundación como ciudad ha de entenderse en función de ello y de la excelente situación que brindaba el solar primitivo como asiento de una alcazaba. Con la incorporación a Castilla, Madrid superará ampliamente el carácter militar y a su crecimiento espacial unirá una diversificación del espectro económico y una intervención cada vez más constante en los asuntos del reino. Al igual que otros núcleos, la villa experimentó las consecuencias de la recesión bajomedieval pero su recuperación se mostró fortísima desde mediados del siglo XV. Aumento de población y superficie edificada, artesanía especializada y mercado importante fueron, unidos a las frecuentes presencias reales, los elementos sustentantes del floreciente Madrid que alcanza los comienzos de la Edad Moderna.