A finales del siglo XIX se fraguan una serie de cambios que afectan a la vida cotidiana y que cristalizan en la pintura finisecular a través de la imagen de la mujer. Ésta se convierte en protagonista de los nuevos ambitos que atraen la atencion de los artistas: la intimidad familiar, el mundo del trabajo, la moda, la relevancia social, los bajos fondos o las nuevas formas de ocio, de amor y de sexualidad. La pintura del fin de siglo constituye un ejemplo indiscutible respecto al papel del arte en la creacion y difusion de estereotipos femeninos.