«Todo es nuevo en el primer día de clase, todo está por estrenar. Niñas y niños, chicos y chicas llegan expectantes ante lo desconocido. Comenzar un curso es emprender una aventura, inaugurar un tiempo de creación con gente todavía desconocida, pero con ganas de vivir, de amar y de explorar sin miedo dentro y fuera de sí, con la alegría de llegar a descubrimientos insospechados.»
Este tercer libro de Sofías, relaciones de autoridad en la educación, habla del conocimiento como una forma de amor y también como una forma del saber que se genera en relación de confianza. Esa confianza que tuvimos en nuestra madre al aprender a hablar con placer y con risa. El saber propio de las cosas de la vida brota de la alegría y da felicidad. Necesita ser acogido y ser escuchado para emerger, para hacerse visible y para acrecentarse. Educar teniendo en cuenta a la madre es precisamente reconocer el origen y continuar la obra materna. La práctica del partir de sí, con la que está escrita este libro, es una práctica política de las mujeres que hace cultura en la nueva civilización del orden simbólico de la madre. Con esta práctica se rompe el mecanismo de la repetición de un conocimiento alejado de la vida, para hacer hueco a la originalidad que hay en cada ser humano. Partir de sí abre una puerta de libertad que, a veces, implica abrir un conflicto, porque decir la verdad no es fácil.
Educar teniendo en cuenta a la madre Sofías Algunas hemos encontrado en la relación de intercambio de saberes con otras mujeres en las que confiamos, y con algunos hombres que reconocen autoridad femenina, lo que no hemos hallado en los espacios convencionales de formación y capacitación del profesorado. A la sabiduría que nace de estas formas de conocimiento, y que hemos inaugurado en los comienzos de siglo, la hemos llamado "Sofías, relaciones de autoridad en la educación" porque, como dice Anna María Piussi "estos saberes no se crean solos, se crean al menos entre dos".