Miguel Ávila Cabezas

¿Quién es quién en el universo de la ficción? ¿Y en el de la realidad? ¿El autor? ¿El lector? ¿El personaje? En La primera persona AlonsoQuijano, transmutado en Tirante, Tirante Negro, llega a estas paginasllevado de su propia mano (¿o acaso lo hace de la mano, implacable,del lector?) para contarnos la verdad de su historia, que no es otraque una mentira verdadera rescatada de las incontables mentiras quepueblan nuestro insaciable imaginario. ¿Existio en verdad AlonsoQuijano y un tal Cervantes, de nombre Miguel, encontro sus memorias al azar en el mercado de las casualidades y las hizo suyas por personainterpuesta, el historiador arabigo Cide Hamete Benengeli? El libro es un espejo en el que todos nos miramos y en su mentida superficiecreemos vernos cuando es otro ser muy distinto el que nos contempladesde su cara oculta. El libro es un viaje. Y Alonso Quijano asi loatestigua.

Llega Miguel Ávila del remansado desierto de la conciencia para invitarnos a la rebeldía última de la poesía: la rebelión de la memoria y de la verdad íntima, escondida en la sencilla sinrazón del mundo. El loco mundo esta lleno de regresos sinceros e increibles descubrimientos que, sin embargo, estan exentos de toda magia que no sea la propia brevedad ontologica y el certero espasmo del drama, donde ya no es concebible otro significado que el de un escenario enmarcado por las eternas preguntas del hombre.

"En su libro Poemas y canciones Bertold Brecht dejó escrito lo siguiente: “¡Qué tiempos estos en que hablar sobre árboles es casi un crimen”. Así pues, habida cuenta de cómo “está el patio” no m

Los poemas están escritos en un lenguaje sencillo, pero trascendente. El verso medido en su ritmo justo, pero libre; el contenido claro, pero profundo, y la ironía pautada son sus características más destacadas. La obra esta dividida en cuatro partes, cada una de las cuales refleja la imagen (distorsionada, imprecisa, contundente, abierta al mundo y sangrante) del devenir humano a caballo del tiempo y sus incertidumbres.

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LADRON DE LIMONES

V I S I Ó N D E L F I N 1 Como sombras, como ríos sin llanto, como escaleras mudas que presencian, cansadas, su soledad de siglos, esquinas al fondo que atrás no vuelven la mirada porque ignoran, porque huyen del próximo peldaño antes de haberse visto allá -hundidos-: campo yermo y desierto, sombra o luz... Como ríos que escapan, sedientos, siempre van hacia el norte al que temen, hacia el centro final donde el origen sin tiempo fue (¡ellos!, ¡ellos!), anegado de fuego, quieto cauce en la noche, amanecer de muerte ante el espejo. Van... Andan huellas sin rumbo, persiguiendo la sangre frente al miedo

Utiliza magistralmente don Miguel Ávila la mordacidad irónica, que termina convirtiéndose en una suerte hemenéutica para producir el «distanciamiento », en un doble sentido; en primer lugar, de sí mismo y evitar así tomar demasiado en serio lo que se profiere y, en segundo lugar, adquirir la distancia precisa que traslade la perspectiva justa para no desenfocar los asuntos de los que se trata. Es, pues, un texto tan transido de temporalidad que lo hace atemporal, puede decirse que pone de manifiesto la actualidad de lo inactual. Remedando a mi bien amado don Antonio: «Ya se oyen palabras viejas. Pues, aguzad las orejas.»

En la dilatada y prolífica trayectoria de Miguel Ávila, este poemario constituye el fruto definitivo de unos brotes que asoman en libros anteriores pero que aquí adquieren la radicalidad de intentar anular los sustentos de la propia existencia del poeta y de la palabra que lo sostiene en ella, a modo de ajuste de cuentas con las circunstancias y con la vida.Aunque atento a lo circundante, dado que no hay poeta protegido por una capa impermeable que lo salve o le haga ignorar cuanto sucede, a los objetos y las existencias, a sus avatares y problematicas (podemos diferenciar tonos reivindicativos del lugar, de la justicia, del respeto a la naturaleza?), La sombra desnuda es ante todo un amplio canto que reflexiona sobre aquello que acecha y que llega, lo que atenaza y aprieta.

Este trabajo va enfocado a especialistas del mundo académico, a profesores y alumnos, instituciones y organismos públicos y privados, tanto españoles como marroquíes y de otros países francófonos en los que se imparta el español como L2 o, en su defecto, L3, además de al público en general. Los alumnos marroquíes que estudian en los