Cuando María Isabel inició la secundaria, pensó que su mundo cambiaría pero no fue así. Los dos primeros años fueron igual de aburridos que la primaria. La escuela, las clases, los compañeros y los maestros, todos se parecían. ¿Estaba condenada a vivir en la eterna monotonía? Cuando empezó el tercer grado, María Isabel caminó hacia la escuela con el mismo ánimo de siempre, pero a partir de ese día, ya nada fue igual. Levantarse cada mañana adquirió otro significado. ¡Increíble! La escuela empezó a gustarle… ¿Por qué siente que todo está fuera de control? Qué le provoca esa sensación de vértigo?
El protagonista cuenta en un diario las peripecias de su vida a lo largo de medio año. Con diez años, Santiago ha experimentado ya el dolor que supone la pérdida del padre. Sin embargo, vive contento con su madre y su hermana pequeña y con la cercanía de los abuelos. Habla de sus amigos del colegio y de lo bueno que es tenerlos como amigos, porque así les puede contar lo que le pasa. También habla de la niña que más le gusta, Ingrid. Al final consigue que sea su novia y la invita al cine. La película la elige ella y a Santiago no le gusta nada, pero merece la pena. Cuenta las mil maneras que idea para ganar dinero. También habla del nuevo amigo de su madre que, al principio, no le cae nada bien. Pero, en cuanto lo conoce, le da su aprobación y se convierte, por fin, en el novio de su madre.