Olga Orozco

Reunir una obra poética supone que un hilo invisible la fue encuadernando durante años y que sólo queda hacerlo evidente. Es el identikit de una voz que desde lejos nos convoca a actualizar todos los libros en uno nuevo. Y en el caso de Olga Orozco esto es efectivamente así. Desde lejos, su primer libro, publicado en 1946, ya nos habla del último. "Son los seres que fui los que me aguardan." En la recepción en México del Premio de Literatura Latinoamericana Juan Rulfo en 1998, Orozco afirmó que "la poesía espera para sí misma la misteriosa gratificación de asir lo inasible y expresar lo inexpresable". Y probablemente nada sea tan inexpresable como el tiempo de la subjetividad ni tan inasible como la muerte. Estos dos jeroglíficos que acompañan desde el inicio la investigación poética orozquiana, lejos de pretender aportar la versión definitiva, le van agregando a lo indecible, con cada vuelta de tuerca, palabras nuevas. Son repeticiones compulsivas donde lo mismo y lo diferente golpean juntos la puerta de acceso a lo real. Y lo real alcanzó por fin el futuro un domingo 15 de agosto de 1999 con la muerte de la poeta. Pero también alcanza ahora, con este nacimiento que actualiza todos los libros en un nuevo cuerpo ("es mi propia manera de partir y volver a nacer", nos diría ella), una posibilidad renovada, distinta, impredecible de convocar las lecturas que vendrán.

Poeta mayor de las letras hispánicas contemporáneas, Olga Orozco murió en Buenos Aires en 1999. A diez años de su fallecimiento, la publicación de Últimos poemas, libro inédito hasta ahora, es un acontecimiento literario de importantísimo alcance. Con la intensidad que caracteriza toda su obra, la gran poeta de América que fue Orozco desarrolla una visionaria imaginación pródiga en expresiones de una riqueza y sabiduría lingüística fuera de lo común, para verbalizar su última mirada sobre el mundo y su propia experiencia vital, de la niñez (asimilada al paraíso perdido) y la adolescencia (años de revelación) al reino de la memoria, donde el tiempo se defiende ante la llegada de la muerte.Libro póstumo.

Una seleccion poetica que reune los poemas mas destacados de la produccion de la ganadora del Premio Juan Rulfo. Dice Marcelo Pichon Riviere: Largos poemas que tienen una imponente Nonfiction, hecha con un ritmo encadenado, y envolvente, que han forjado uno de los estilos mas singulares de la poesia en lengua castellana

En la presente antología, realizada por la propia autora, se reúne lo más representativo de su quehacer literario, incluyendo algunos poemas todavía inéditos

La obra de Olga Orozco es una de las más originales de la poesía hispanoamericana del siglo XX. Si bien se la ha vinculado con el surrealismo por una búsqueda que abreva en lo onírico y expande las fronteras de la realidad, su estilo, que al decir de Guillermo Sucre "combina arrebato y alucinación, pero también lucidez", aparece con una impronta personalísima desde su primer libro. Poesía de invocación y evocación, que testimonia la nostalgia de la unidad primordial y el exilio en lo contingente, que se interna en lo inexplorado y recurre a la magia, la cartomancia, la astrología, y hace de la palabra el bastión que resiste el asalto del tiempo. Así, esta "estratega en derrota y enamorada trágica", según sus propias palabras, ha sabido fundar en la insularidad del estilo el espacio de la memoria y hace resplandecer en él "la sed de lo perdido".