Biographie romancée de Bernard de Bluet d'Arbères (1566-1606), poète et prophète vagabond qui se proclama comte de Permission et chevalier des 13 cantons suisses. Considéré comme fou en terre de Gex, il partit sur les routes. En Savoie, il fit sourire les seigneurs et rougir les dames. Puis il devint censeur à la cour d'Henri IV et écrivit des divagations qu'il vendit dans les rues de Paris.
Una mujer necesita dar testimonio de su paso por este mundo, un hombre despechado ansía desahogarse, un estudiante se ve obligado a hacer legible el colofón de sus años universitarios; estos son algunos de los personajes a los que dará voz el negro protagonista de esta obra. Su labor consiste en escribir por encargo aquello que le soliciten: novelas, memorias, tesis, libros de autoayuda, de cocina o de artes marciales. ¿Un escritor se escribe a sí mismo? ¿Escribe para encontrarse, para encontrarse con los demás, para estar en el mundo? ¿Tiene voz propia o siempre habla por medio de otros, sean estos personajes ficticios o reales como es el caso de nuestro negro? ¿Existe alguna diferencia entre el autor, el escritor y el narrador? Esta pregunta esencial sobrevuela a lo largo de este magnífico y lúcido ensayo, escrito en un tono entre cínico y ponzoñoso, rebosante de humor y de la felicidad que proporciona saber utilizar en «estado de gracia» la mayor herramienta de la que hemos sido dotados los hombres: la palabra. Palabra que jamás es inocente y, por tanto, fiable. Orlando de Rudder, narrando su periplo profesional como negro, nos sumerge poco a poco en una reflexión que no por muchas veces planteada deja de ser inquietante ¿dónde está nuestra voz? Nacido en 1950 y doctor en historia de la Edad Media, lleva a cabo una prolífica actividad de creación y desarrollo de talleres de escritura, fundamentalmente dirigidos a los adultos y trabajadores por toda Francia. En 1983 publicó su primera novela, La Nuit des Barbares, y desde entonces ha editado más de 30 obras no sólo literarias, sino también ensayos literarios, diccionarios… Escritor en la sombra plasma su larga experiencia como «negro» en la industria editorial. Como él mismo afirma: «Sí, lo verdadero es mentira. Defensores de las transparencias aplicadas, de las realidades consumibles, todo un pueblo de 'escritores en la sombra' sirve de alimento a los lectores».
Alea jacta est, cogito ergo sum, errare humanum est, manu militari, hic et nunc !... La langue latine se porte plutôt bien pour une langue morte ! Orlando de Rudder a réuni dans ce recueil quelque 200 citations, locutions ou expressions latines, issues de l'Antiquité ou plus récentes : sages et doctes formules de nos ancêtres, souvenirs de flâneries dans les pages roses du Petit Larousse, bribes de versions latines, ou amusantes variations de potaches... À chacune il consacre un petit article dans lequel la grande et la petite histoire de l'expression nous sont racontées dans tous les détails. Origine, source et contexte d'emploi ouvrent sur un commentaire érudit et plein d'humour mêlant références littéraires, anecdotes et réflexions piquantes sur notre culture et notre société. Un dictionnaire pour le plaisir de vagabonder sans perdre son latin.
Una mujer necesita dar testimonio de su paso por este mundo, un hombre despechado ansía desahogarse, un estudiante se ve obligado a hacer legible el colofón de sus años universitarios; estos son algunos de los personajes a los que dará voz el negro protagonista de esta obra. Su labor consiste en escribir por encargo aquello que le soliciten: novelas, memorias, tesis, libros de autoayuda, de cocina o de artes marciales. ¿Un escritor se escribe a sí mismo? ¿Escribe para encontrarse, para encontrarse con los demás, para estar en el mundo? ¿Tiene voz propia o siempre habla por medio de otros, sean estos personajes ficticios o reales como es el caso de nuestro negro? ¿Existe alguna diferencia entre el autor, el escritor y el narrador? Esta pregunta esencial sobrevuela a lo largo de este magnífico y lúcido ensayo, escrito en un tono entre cínico y ponzoñoso, rebosante de humor y de la felicidad que proporciona saber utilizar en «estado de gracia» la mayor herramienta de la que hemos sido dotados los hombres: la palabra. Palabra que jamás es inocente y, por tanto, fiable.