Oscar Cano nos vuelve a deleitar con su estilo narrativo en una obra que desgrana al Madrid de Mourinho. Rico en contenidos y en matices que solo están al alcance de la mirada de los elegidos como Oscar. Un libro repleto de imagenes y dibujos a color donde el autor no pone las lentes que tiene su vision del futbol.
Siguiendo una línea metodológica actual, y aportando una visión propia que lleva a una nueva perspectiva del entrenamiento, el autor desarrolla un completo tratado te
La esperadísima continuación de EL MODELO DE JUEGO DEL FC BARCELONA, uno de los libros más vendidos en su especialidad en los últimos dos años. El libro tiene que ver con el estilo del F.C. Barcelona tutelado estos años por Pep Guardiola. Digamos que el Barça se erige en vehículo interpretativo y como organización de interacciones coherentes con una forma de expresarse a través del "ordenador natural del juego", algo tan poco tecnológico, tan poco digital y tan poco contemporáneo como un balón de cuero. Óscar Cano elige como paradigma de las interacciones que reclama el juego al Barcelona. El Barcelona como excusa para expresar no sólo una forma de jugar, sino unos procesos para la formación no deformadora. Si en medicina te recomiendan como medida preventiva que hay que escuchar al cuerpo para anticipar sus solicitudes, también hay que intentar escuchar al equipo en vez de que sea él el que te escuche a ti." Del prólogo de Juanma Lillo Las explicaciones de Óscar Cano nos permiten comprender las causas profundas que discurren por debajo del río. Nosotros solo vemos la superficie. El juego posicional, el balón que circula con velocidad, las finalizaciones de Messi… Pero no acertamos a entender qué fuerzas se unen para alcanzar esos objetivos, ni qué pensamientos se generan entre futbolistas próximos para desarrollar semejante movimiento. ¿Entrenaron ese pensamiento? ¿Pensó alguna vez Messi de antemano lo que iba a hacer? Tendemos a responder afirmativamente, con toda probabilidad porque jamás hemos hecho -ni haremos- nada parecido a lo que estos jugadores interpretan sobre el césped. De ahí que busquemos explicaciones sofisticadas y, sobre todo, preestablecidas a jugadas que no sabemos ni describir, pero la realidad es más simple: estos futbolistas son muy buenos, como se ha hartado de decir Guardiola sin que casi nadie le escuchara." Del prólogo de Martí Perarnau
No quiero destripar el libro porque es preferible leerlo y bucear en sus magníficas páginas, pero sí quiero resaltar el acto de rebeldía que supone escribir un libro así. Es un grito de insurrección, un puñetazo encima de la mesa de los dogmaticos, un ya no me callo mas, ya hemos tragado mucho en el futbol sobre el control, los datos, los tests, las mediciones, las cifras para controlar lo incontrolable, mesurar lo inmensurable. Se acabo. La inercia no puede continuar. Vivimos centrifugados por la incertidumbre y la inteligencia reside en saber convivir con esa certeza, no en construir certezas que nos hagan creer que no existe la incertidumbre. Este nuevo ensayo minusvalora la dictadura de lo mesurable, la tirania de los metodicos que quieren hacernos creer que solo existe lo que uno puede medir. Oscar Cano le roba el aura a los estudiosos que se pasan el dia cuantificado, fragmentando y extrayendo datos bajo el escudo protector de lo que ellos han bautizado como ciencia. Esa ciencia costumbrista y reduccionista, cuya quintaesencia curiosamente desmantela la propia ciencia, no es sino un eufemismo que oculta trabajos alimenticios, actividades crematisticas, coartada para la caza de protagonismo y cotizacion honorifica, y sobre todo el temor a convivir con la incertidumbre que supone el hecho de estar vivo. El libro es admirable, pero tener la osadia de escribirlo me parece mas loable todavia. Oscar Cano se ha atrevido a ir contra todo lo impuesto, contra todo lo convencional, apostatar contra el dogma que impera en el futbol. Se ha erigido en un nuevo hereje de los datos. Un cisne negro para los que intentan convencernos de que un juego nacido para solaz del proletariado es ciento veinte años despues una ciencia exacta. Juanma Lillo