La huella de los días que son acontecimientos. La huella formada por energías trascendentales. La huella de las personas. De los libros en continua conversación.
La belleza de las palabras precisas choca de manera frontal con el dolor de las preguntas equivocadas. Un libro que abrasa, descarnado y puro. Poesía en prosa que retuerce, que deja galopar libres a los caballos que llevamos dentro, aquellos que vuelan desbocados cuando nos sumergimos en la hiperbole del silencio.