Este libro analiza lo que la autora define como " sociedad sin espectáculo " . Bajo esta denominación se abordan cuestiones como la emergencia del " fake " , las estratagemas de la posverdad o las relaciones entre discurso y accion. Un aspecto fundamental es el de las funciones discursivas (y politicas) de la expresion basado en hechos reales y formulas afines, a traves de las cuales la retorica documental se inscribe en la ficcion para crear un simulacro de transparencia. Se abordan tambien las relaciones entre fotografia y politica o los discursos dominantes sobre Europa o la maternidad. El objetivo es poner en escena, desde distintos angulos, la logica sobre la que se forja el imaginario digital y sus implicaciones para el individuo-ciudadano y el funcionamiento de la democracia.
Siempre que hay mediación tecnológica solo existe, en términos de relato audiovisual, la parte de realidad que puede ser captada con los medios disponibles. La técnica determina también qué entendemos por realidad y qué realidad puede ser documentada y mostrada. La realidad es muda o bien habla demasiado, pero no sobre lo verdaderamente relevante. Hay que sacarle las palabras a la fuerza. No nos referimos solo a plantear las preguntas adecuadas a las personas adecuadas, que normalmente no tienen el más mínimo interés en desvelar información sensible. A la realidad se le hace hablar también mediante la edición y la narración, por no referirnos a la propia lógica de un dispositivo tecnológico culturalmente condicionado. A este ensamblaje de fragmentos lo denominaba Abraham Moles "creatividad". Por eso el escocés John Grierson, uno de los primeros y más influyentes documentalistas de la historia del cine, definía el documental como el tratamiento creativo de la realidad.