Una mirada lúcida y entretenida a la justicia española.Disfruta de esta crónica afilada de una sociedad que se retrata en sus juzgados y tribunales.La toga, el reconocible uniforme de trabajo de los jueces, se caracteriza por un sobrio color negro que contrasta con los blancos puños bordados que rematan sus mangas. El origen de estas puñetas, protagonistas indiscutibles de su vestimenta, se remonta a varios siglos atras y encierra un simbolismo interesante, pues su confeccion, al igual que las sentencias de los magistrados que las llevarian, requeria de un importante esfuerzo de concentracion y habilidad, asi como de una labor concienzuda y delicada, comparable a la de los togados.Esos blancos puños bordados con filigranas y encajes simbolizan aqui las sentencias que se desvian de los rectos caminos de la Justicia e, incluso, del simple sentido comun. A lo mejor eso les valdra a los autores el calificativo de puñeteros, pero estan dispuestos a asumirlo.¿Como pudo un tribunal considerar probado que un farmaceutico tocaba las nalgas de sus empleadas y las besaba sin su consentimiento, mientras les proponia compartir siesta en un hotel y, no obstante, anular la condena por acoso sexual que habia impuesto un juzgado madrileño?¿Como puede considerar el Constitucional que demoler tu casa no supone ninguna violacion del domicilio?¿Y como puede ser condenada una lesbiana como hombre?¿O considerar un juez que si a una mujer bien vestida la ves, maltratada no es?Casos como estos, recogidos en este libro por dos veteranos periodistas de tribunales, podrian ser motivo suficiente como para mandar a la Justicia... a hacer puñetas. En cualquier caso, con toda seguridad, seran razon suficiente para disfrutar de la lectura amena de esta cronica afilada de una sociedad que se retrata en sus juzgados y tribunales.
¿Por qué pide un juez sevillano el indulto de un padre al que acaba de condenar por violar a su hija menor? ¿Cómo es posible que el Tribunal Supremo anule la condena de cuarenta y ocho años a un acusado por participar en la violación de una mujer en Melilla y lo absuelva porque se limitó a observar el suceso? ¿Qué movió a unos magistrados de Cataluña a considerar en que no hubo ensañamiento en la muerte de una mujer que recibió setenta puñaladas?En respuestas a estas y a muchas preguntas más, Quico Tomás-Valiente y Paco Pardo, periodistas curtidos en información de tribunales, exploran con objetividad e ironía los casos que han alterado la realidad judicial española, acercan el lenguaje jurídico al ciudadano y someten a crítica a una institución fundamental para todos.
Dos veteranos periodistas de la agencia EFE, expertos en sucesos, Interior y Justicia , aúnan sus conocimientos para aproximarnos al mundo de la delincuencia y de la seguridad ciudadana, un tema, que tras el paro y el terrorismo, constituye el problema que en la actualidad más preocupa a los ciudadanos españoles. El libro está dividido en tres apartados según el tipo de delitos, más una serie de apéndices muy útiles para evitar ser víctimas de cualquier tipo de agresión. Además, nos informa exhaustivamente sobre los organismos y asociaciones a los que podemos recurrir, todo ello ilustrado con sustanciosas anécdotas extraídas del día a día judicial y policial, y con el testimonio de primera mano de servidores del orden, víctimas y delincuentes.
Una mirada lúcida y entretenida a la justicia española.Disfruta de esta crónica afilada de una sociedad que se retrata en sus juzgados y tribunales.La toga, el reconocible uniforme de trabajo de los jueces, se caracteriza por un sobrio color negro que contrasta con los blancos puños bordados que rematan sus mangas. El origen de estas puñetas, protagonistas indiscutibles de su vestimenta, se remonta a varios siglos atras y encierra un simbolismo interesante, pues su confeccion, al igual que las sentencias de los magistrados que las llevarian, requeria de un importante esfuerzo de concentracion y habilidad, asi como de una labor concienzuda y delicada, comparable a la de los togados.Esos blancos puños bordados con filigranas y encajes simbolizan aqui las sentencias que se desvian de los rectos caminos de la Justicia e, incluso, del simple sentido comun. A lo mejor eso les valdra a los autores el calificativo de puñeteros, pero estan dispuestos a asumirlo.¿Como pudo un tribunal considerar probado que un farmaceutico tocaba las nalgas de sus empleadas y las besaba sin su consentimiento, mientras les proponia compartir siesta en un hotel y, no obstante, anular la condena por acoso sexual que habia impuesto un juzgado madrileño?¿Como puede considerar el Constitucional que demoler tu casa no supone ninguna violacion del domicilio?¿Y como puede ser condenada una lesbiana como hombre?¿O considerar un juez que si a una mujer bien vestida la ves, maltratada no es?Casos como estos, recogidos en este libro por dos veteranos periodistas de tribunales, podrian ser motivo suficiente como para mandar a la Justicia... a hacer puñetas. En cualquier caso, con toda seguridad, seran razon suficiente para disfrutar de la lectura amena de esta cronica afilada de una sociedad que se retrata en sus juzgados y tribunales.