El amor fue perseguido en tiempos de Franco como ninguna otra cosa, o, cuando menos, el amor humano. El régimen surgido de la sublevación contra la legalidad republicana y la democracia no tuvo, en principio, otro norte que la represion: sabiendose no popular, no querido, actuo con saña contra todas las expresiones de la libertad, y el amor, el sexo, la sensualidad, el placer, el erotismo y la camaraderia intersexual fueron, como significadas expresiones de la espontaneidad del libre albedrio, literalmente proscritos de la vida social, y aun, como veremos, de la personal e intima. Para ello, ¿que mejor que encargar ese emasculamiento masivo a la Iglesia catolica, a ese viejo club de celibes perseguido por los rojos durante la contienda y siempre obsesionado, atormentado siempre, por el amor carnal, humano?¿Quienes mejor dotados para esa mision fungicida que aquellos que, pues nada sabian del torrido amor humano, podian negarlo, entenebrecerlo, reducirlo a la condicion de mero tic reproductivo?
Los esclavos de Franco es un viaje por un tétrico universo, el de los trabajos forzados que desempeñaron los presos políticos del franquismo a cambio de una reducción de condena. Ya que, a diferencia de los esclavos de Hitler no han de recibir indemnizacion material alguna, valga este libro para forzar, cuando menos, su ingreso en la Historia en los adecuados terminos de reconocimiento y honor que les corresponde.
Víctimas de la Victoria compone un relato de la represión que sufrieron los vencidos al cabo de la Guerra Civil. Habla de las cárceles y los campos de concentración: de la exclusión social a que fueron sometidos: del hambre que devoraba sus estomagos y tambien de todos aquellos que se vieron obligados a huir de su pais. A traves de entrevistas con los familiares directos, sobre todo las mujeres de las familias de aquellos que lo sufrieron en carne propia, el autor nos ofrece una amplia panoramica de lo que fue el episodio belico de este pais.