"Hace unos tres años me tomé el tiempo necesario para leer muchas cosas sobre Hitchcocky, sobre todo, ver de nuevo sus películas con lápiz y papel, esforzándome en tener en cuenta aspectos como la música, el sonido ambiental, el vestuario, los fondos y la direccion artística; además, desde luego, de prestar atención especial a los diálogos y a la forma de su peculiar narrativa. Me parecía y creo que acerté, que si conseguía acercarme a todas esas cosas presentes en sus cintas, podría al fin comprender, apreciar, respetar, admirar (y disculpar) a un artista que es una de las referencias culturales del siglo XX.(.) Y, sobre todo, la Psicología, su gran afición sin duda alguna. Seguramente el común denominador de toda su obra está en su insaciable curiosidad por el ser humano y por la forma de funcionamiento de su mente y sus pasiones
Hace unos años, Ángel Sánchez Harguindey, encargado entonces de trabajos especiales del diario El País, me llamó para informarme de un proyecto que tenían: se trataba de la edición (conjunta con Tele-fonica) de los dvd de 35 peliculas clasicas, que irian presentados en un formato de libro, acompañados de una monografia. Yo haria diez de ellas.Son La quimera del oro y Tiempos modernos de Chaplin, Robin de los Bosques de Michael Curtiz, Luz que agoniza y My Fair lady de George Cukor, Dias de vino y rosas de Blake Edwards, Gigi de Vincente Minnelli, El sueño eterno de Howard Hawks, La gata sobre el tejado de zinc de Richard Brooks y Centauros del desierto de John FordFue, desde el punto de vista personal, uno de los trabajos que he realizado con mas placer. Gracias al comentario de La gata sobre el tejado de zinc, por ejemplo, lei muchas cosas sobre Tennessee Williams; repase a Colette por su autoria del argumento de Gigi y gracias a mi amigo Roger Salas descubri a Sir Cecil Beaton, autor de los vestuarios de My Fair Lady.En fin, mis diez peliculas resultaron un banquete cultural lleno de curiosidades y alli aparecieron, entre muchos, Raymond Chandler y William Faulkner, el caballero DArrast (sobre el que habia escrito Jose Luis Borau) y los citados Williams y Colette. Las dos peliculas de Chaplin, La quimera del oro y Tiempos modernos, me hicieron sumergirme en ese genio incomparable.Recuerdo que me encontre en un coctel, en Berlin, a Diego Galan y me extraño que me dijera que se trataba de un trabajo muy pesado. Para mi, en cambio, fue ligero, educativo y divertido. Por no hablar del tiempo dedicado a ver varias veces cada una de las peliculas con papel y lapiz. Espero que este libro les invite a ver de nuevo estas obras y disfrutar con ellas tanto como yo lo hice.(Del prologo de Ramiro Cristobal Muñoz)
Hace unos años, Ángel Sánchez Harguindey, encargado entonces de trabajos especiales del diario El País, me llamó para informarme de un proyecto que tenían: se trataba de la edición (conjunta con Tele-fonica) de los dvd de 35 peliculas clasicas, que irian presentados en un formato de libro, acompañados de una monografia. Yo haria diez de ellas.Son La quimera del oro y Tiempos modernos de Chaplin, Robin de los Bosques de Michael Curtiz, Luz que agoniza y My Fair lady de George Cukor, Dias de vino y rosas de Blake Edwards, Gigi de Vincente Minnelli, El sueño eterno de Howard Hawks, La gata sobre el tejado de zinc de Richard Brooks y Centauros del desierto de John FordFue, desde el punto de vista personal, uno de los trabajos que he realizado con mas placer. Gracias al comentario de La gata sobre el tejado de zinc, por ejemplo, lei muchas cosas sobre Tennessee Williams; repase a Colette por su autoria del argumento de Gigi y gracias a mi amigo Roger Salas descubri a Sir Cecil Beaton, autor de los vestuarios de My Fair Lady.En fin, mis diez peliculas resultaron un banquete cultural lleno de curiosidades y alli aparecieron, entre muchos, Raymond Chandler y William Faulkner, el caballero D?Arrast (sobre el que habia escrito Jose Luis Borau) y los citados Williams y Colette. Las dos peliculas de Chaplin, La quimera del oro y Tiempos modernos, me hicieron sumergirme en ese genio incomparable.Recuerdo que me encontre en un coctel, en Berlin, a Diego Galan y me extraño que me dijera que se trataba de un trabajo muy pesado. Para mi, en cambio, fue ligero, educativo y divertido. Por no hablar del tiempo dedicado a ver varias veces cada una de las peliculas con papel y lapiz. Espero que este libro les invite a ver de nuevo estas obras y disfrutar con ellas tanto como yo lo hice.
La Costa Azul es un lugar de leyenda. Su capacidad para despertar la fantasía de la gente de todo el mundo proviene tanto de una historia de millonarios estravagantes construyendo palacios romanos a la orilla del mar como de las figuras extraordinarias que han poblado ese lugar durante los dos últimos siglos. En la Costa Azul Nietszche escribió Así habló Zaratustra; Picasso pintó lo mejor de su obra; Scott Fitzgerald y el resto de la generación perdida americana consumieron su juventud en largas y divertidas noches, y Matisse, Leger, Renoir,Chagall y Dufy descubrieron la luz especial que ilumina sus obras. Más tarde, arrastrados por el festival de cine de Cannes, cientos de cineastas sucumbieron al encanto de la Costa Azul.