Una alegoría de la creación. Pocos símbolos son a la vez tan universales y evocadores cono el del templo. Desde que el hombre es hombre ha necesitado de ese espacio sagrado, construido a imagen y semejanza del Cielo, para evitar su memoria aquí en la tierra. La forma y la proporción evocan al fondo y a la Armonía; la piedra y el incienso despiertan el Sentido profundo y el Olfato sagrado. Símbolo del hombre celeste, el templo está a su vez simbolizado por el corazón, aquel lugar del que manan aguas de vida.
A comienzos del siglo XVI, la mitología clásica estaba plenamente incorporada en los repertorios iconográficos de los artistas de la época. Sin embargo, esta recuperación de los antiguos mitos no fue una mera tendencia cultural o estetica, sino que estuvo