En cuanto obra humana, el cristianismo y la institución en que tomó cuerpo, la iglesia, ofrece todas las grandezas y miserias de que eran capaces las personas que vivieron en los primeros siglos de nuestra era en el ambito de los pueblos mediterraneos gobernados por el Imperio romano, que marco de modo decisivo la historia del cristianismo en sus primeros tiempos. La seleccion de textos realizada por Ramon Teja es importante en cuanto a su novedad: alguno sde ellos han sido hoy traducidos por vez primera al castellano. Una bilbiografia selectiva y una cronologia completas esta obra, cuyo interes primordial es renovar la vision que presentaba al cristianismo y la Iglesia como ajenos al devenir de la Historia.
En una serie de sesenta y cinco monografías realizadas por prestigiosos especialistas de diferentes universidades españolas, se presenta un completo y extenso recorrido a través de la historia de nuestra civilizacion y cultura, desde las primeras civilizaciones fluviales hasta la caida del Imperio Romano de Occidente. La cuidada seleccion de textos de autores antiguos, mapas, ilustraciones, cuadros cronologicos y orientaciones bibliograficas, junto con su gran extension y rigor, hacen de esta coleccion un recurso imprescindible para la realizacion de trabajos monograficos, y /o la profundizacion sobre los temas referidos al Mundo Antiguo que se suelen abordar en los manuales al uso. Ello permite ademas que cada libro pueda funcionar como un capitulo diferenciado en el conjunto completo de la obra o bien, directamente, como una monografia especializada.
Los trabajos reunidos en esta obra pretenden dar a conocer mejor la historia social, la historia religiosa y la historia de las mentalidades de una de las épocas más apasionantes de la historia de Occidente: los siglos IV y V de nuestra era, el bajo Imperio romano, una época de paso, de contradicciones y contrastes. Y también a sus principales protagonistas, los emperadores, que lo eran por la gracia de Dios; los obispos, que eran los únicos capaces de oponerse a sus omnipotentes deseos; los monjes, que adoptaron con frecuencia una actitud anticlerical que les atrajo el apoyo de las masas; y las mujeres, principalmente las ricas y culturalmente refinadas de la aristocracia, que mediante su ascetismo, alcanzaron un protagonismo que en pocos momentos de la historia han llegado a alcanzar.