RAQUEL MENDEZ

O porquinho mais pequeno não tinha muita vontade de trabalhar e fez, para se abrigar, uma casa de palha. O do meio trabalhou mais e fê-la de madeira, e o mais velho trabalhou muito para construir uma casa de tijolo. E quando o lobo chegou e soprou e soprou… Os três porquinhos é uma das narrações tradicionais mais conhecidas e de maior aceitação entre os mais pequenos. Bruno Bettelheim na sua Psicoanálise dos contos de fadas, destaca a simbologia que encerram as personagens, as ações que realizam e o desenlace, como metáforas do processo de crescimento e de desenvolvimento da personalidade. A criança, segundo Bettelheim, ao identificar-se com cada um dos três porquinhos, aprende sem ter consciência disso, que as pessoas evoluem e que o crescimento tem grandes vantagens. Assim, o terceiro porquinho, o mais velho dos três, é o que finalmente vence o inimigo, combinando o esforço do trabalho, da inteligência e da planificação racional. Os três animais simbolizam a evolução e o progresso do homem, desde um estado de imaturidade até à condição de quem sabe enfrentar os conflitos de forma inteligente, permitindo à criança tirar as suas próprias conclusões.

O porquiño máis novo non tiña moitas ganas de traballar e fixo, para resgardarse, unha casa de palla. O mediano traballou máis e fíxoa de madeira, pero, o máis vello tivo que traballar moito para construír unha casa de ladrillo. E cando chegou o lobo e soprou e soprou… Os tres porquiños é unha das narracións tradicionais máis coñecidas e de maior aceptación entre os máis pequenos. Bruno Bettelheim, na súa Psicanálise dos contos de fadas, destaca que tanto a simboloxía dos personaxes, como as accións que realizan e o posterior desenlace, pódense interpretar como metáforas do proceso de crecemento e desenvolvemento da personalidade. O neno, segundo Bettelheim, por medio da identificación con cada un dos tres bacoriños, aprende, dunha maneira sinxela que as persoas evolucionan e que medrar ten grandes vantaxes. Por iso é o porquiño máis vello quen finalmente vence o inimigo, combinando o esforzo, a intelixencia e a planificación racional. Os tres porquiños simbolizan a evolución e o progreso do ser humano, desde o estado de inmadurez, ata a condición de adulto, en que aprende a manexar os conflitos de forma intelixente. O neno é quen debe sacar as súas propias conclusións. Fiel á coñecidísima historia tradicional, o álbum presenta unhas imaxes sinxelas e divertidas co que o discurso visual resulta moi fácil de comprender. Helga Bansch, unha vez máis, dá claras mostras aquí da súa empatía co lector infantil, e xoga coa expresividade dos personaxes e cos pequenos detalles para enriquecer cada ilustración e estimularnos así a abrir o libro unha e outra vez. Texto de Raquel Méndez, a partir dun conto tradicional inglés Ilustracións de Helga Bansch

Esta es la historia de dos hermanos, Juan y Perillán, que tenían en común un gran deseo de hacer fortuna y una gran joroba sobre sus espaldas. Un buen día, Juan decidió cambiar su suerte, metió sus cosas en un saco y se fue de la aldea donde vivia. Cuando llevaba varios dias caminando, se adentro en el bosque y, como le entro miedo, se subio a lo alto de un arbol. A sus pies, un grupo de viejecillas desfilaban cantando una extraña cancion, a raiz de la cual cambio su suerte...Los dos jorobados nos habla de la importancia guardar el ritmo esta especialmente concebido para ser contado, ya que permite jugar con la rima y la musicalidad.Los dos jorobados es un cuento popular de la tradicion italiana, recogido por Italo Calvino y adapado al castellano por Raquel Mendez e ilustrado por Oscar Villan.

El cerdito más joven no tenía muchas ganas de trabajar e hizo, para resguardarse, una casa de paja. El mediano trabajó más y la hizo de madera, pero el mayor tuvo que trabajar mucho para construir una casa de ladrillo. Y cuando llegó el lobo y sopló y sopló… Los tres cerditos es una de las narraciones tradicionales más conocidas y de mayor aceptación entre los más pequeños. Bruno Bettelheim, en su Psicoanálisis de los cuentos de hadas, destaca que tanto la simbología de los personajes, como las acciones que realizan y el posterior desenlace, se pueden interpretar como metáforas del proceso de crecimiento y desarrollo de la personalidad. El niño, según Bettelheim, por medio de la identificación con cada uno de los tres cerditos, aprende de una manera sencilla que las personas evolucionan y que crecer tiene grandes ventajas. Por eso es el cerdito mayor, quien finalmente vence al enemigo, combinando el esfuerzo, la inteligencia y la planificación racional. Los tres cerditos simbolizan la evolución y el progreso del ser humano, desde el estado de inmadurez, hasta la condición de adulto, cuando se aprende a manejar los conflictos de forma inteligente. El niño es quien debe sacar sus propias conclusiones. Fiel a la conocidísima historia tradicional, el álbum presenta unas imágenes sencillas y divertidas, por lo que el discurso visual resulta muy fácil de comprender. Helga Bansch, una vez más, da claras muestras aquí de su empatía con el lector infantil, y juega con la expresividad de los personajes y con los pequeños detalles para enriquecer cada ilustración y estimularnos así a abrir el libro una y otra vez. Texto de Raquel Méndez, a partir de un cuento tradicional inglés Ilustraciones de Helga Bansch

Baziren behin, basoaren erdian, hiru txerrikume. Egun batez entzun zuten otso gaizto gosetua zebilela han inguruan, eta babesteko, etxe bat egitea erabaki zuten. Txerrikume txikiak lan gutxi egin zuen, eta halaxe eraiki zuen etxea, lastoz. Tarteko txerrikumeak gehixeago lan egin zuen, eta halaxe eraiki zuen etxea, egurrez. Txerrikume zaharrenak lan asko egin zuen, eta halaxe eraiki zuen etxea, adreiluz.Haurren ipuinik kuttunenetako dugu Hiru txerritxoak herri-kontaera ezaguna, berriz ere irudi ederrez hornituta datorkiguna.

El cerdito más joven no tenía muchas ganas de trabajar e hizo, para resguardarse, una casa de paja. El mediano trabajó más y la hizo de madera, pero el mayor tuvo que trabajar mucho para construir una casa de ladrillo. Y cuando llegó el lobo y sopló y sopló…