El autor de este relato nos cuenta la novela de su vida con una frescura, una vivacidad, una agilidad y un verismo que pone de relieve sus dotes de narrador, sin recurrir a artificios ni utilizar efecticismos, para prender al lector desde la cruz a la firma, como dirían los clásicos, o desde la primera frase hasta el último punto,contándonos el paisaje infantil con la óptica de un niño, la lucha por la vida emprendida por un adolescente inquieto, la aventura buscada por un joven y la existencia recorrida por un inconformista que se ha ido a sí mismo, sin apelar a la jactancia de los que dicen que han escrito el guión de su propia vida, sino aferrándose a los salientes de la existencia, en cada caso, para aprovechar la palanca, como suele suceder al común de las gentes.