El remedio para el desencanto, el miedo, la angustia de"la bomba", el realismo disuasivo, la dispersión nuclear y trivializada de los egoísmos, sólo puede ser la resurrección del alma. Ya no la Gran Alma muerta de las religiones y los ideologos, sino un alma dispersa, imprevisible y juguetona: alma atomica y, por consiguiente, libre, sensual y epicurea. Entregar el alma, el placer de especular, a la manera de los bienaventurados, a nuestro universo contraido, es vivirlo esteticamente, con las categorias melancolicas y visionarias de aura, de lo barroco, de la alegoria y de lo sublime.Al esteta reducido a lo accesorio y secundario, con la mal conciencia de un goce embargado por el malestar general, le oponemos una estetica global, que desborda la moral y la politica, inclusola ciencia y la tecnologia. Una estetica que, en las palabras de Walter Benjamin, tenderia a un"mesianimo sin Mesias", una teologia sin dogma. El esteticismo, el dandyismo, la"serenidad de lo frivolo"(Baudelaire), adquieren asi la apariencia de un heroismo del alma en cada atomo de nuestra existencia.Tras un titulo tan"abrumador"se esconde una obra plena de estimulos y consideraciones ineditas, donde se reunen- y de ello da fe la extensa bibliografia final - el pensamiento vivo de grandes autores, desde Goethe a Lyotard, pasando por el siempre incisivo W. Benjamin.Un libro como este trae consigo, de inmediato, irremediablemente, unas implicaciones decisivas en los modos de vida, la politica, la filosofia, la literatura. Nada, o bien poco, escapa a la insaciable curiosidad de sus autores.
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