No deseo olvidar la constante recomendación de autocrítica que me permita con cierta justicia elaborar una sana crítica de la obra o acciones de los demás, no siempre coincidentes con otros de más autoridad. Grandes y maravillosos autores del campo de las letras forjados como cimiento de la enseñanza y estructura superior de la Arquitectura fantasean. En esta tesitura, el descuido en un lógico razonar sería imperdonable, por lo que aseguro el mayor esmero posible por la vía científica y dejando bien claro cuando se camina por la opinión o conjetura. Música, (voces del reino animal) Tiempo (la memoria del espacio) y Arquitectura (la música del espacio). Estos eran los pretendidos capítulos en que había proyectado la tarea y desarrollo de esta obra; pero, como le sucediera a Khefrén, todavía esperando su vuelta a la vida, he asumido que el desarrollo de la obra, compromiso posterior y el serio convencimiento de que las partes no configuran el todo me impulsan a poner otros nombres, escenarios, que orienten la lectura pero que nunca rompan esa unidad de memoria combinada que deseo para el entendimiento de estas dos artes que, deseado o vivido, han sido la ilusión de mi extraño paseo por un mundo desde el cual siempre las ambicioné tanto como me consumieron. El tiempo, el espacio y las artes siempre irán insertados en estos papeles.
El presente trabajo trata de una serie de consideraciones sobre la reunión de Monte Verità, en la ciudad de Ascona, Lago Maggiore, Suiza, que tuvo lugar los días 24, 25 y 26 de Marzo de 1997. Nos ha producido verdadera satisfacción ver que por fin se inicia un estudio de la enseñanza de la arquitectura con una base epistemológica. Es decir, en base a la epistemología que trata "las teorías del conocimiento científico o para dilucidar los problemas relativos al conocimiento cuyos principales ejemplos eran extraídos de las ciencias". En varios capítulos iremos viendo los pareceres de profesores importantes en la enseñanza de las Escuelas de Arquitectura de Europa. En primer lugar estará la intervención de una profesora noruega, de la Escuela de Arquitectura de Oslo, como introducción al Taller de la Asociación Europea para la Educación de la Arquitectura, AEEA. Esto, más que una realidad, es la constatación de una crisis del pensamiento arquitectónico actual; así como la sombra de la potente informática que los muchos arquitectos emplean sin un dominio de aplicación a sus conocimientos, pero que nos parece tan válida en el futuro como un lápiz. ¿Quién con cierta edad no recuerda, ante la aparición de los primeros "bolis", el juramento de sangre de no emplear semejante adminículo para dibujar? Lo mismo que debieron pensar los primeros maestros persas ante los avances de la pluma allá por el siglo VIII.
La palabra leída como imagen escritura se retiene mejor, se puede reflexionar sobre ella y siempre podrá ser recordada fácilmente si no la pierdes: incluso, si esto sucede, puedes pedir una copia. La imagen de cada palabra en el soporte de papel, su grafía, nos impresiona y se graba en nuestra memoria (nuestro único recurso de aprendizaje y creación) como esculpida en una arcilla, mientras que las palabras son efímeras ya que la ciencia ha concluido que las sensaciones visuales son más firmes y duraderas acompañadas de las acústicas, aunque aquéllas puedan, a veces, emocionarnos o, aparentemente, enseñamos más. Estoy convencido y, además, es posible que estés de acuerdo conmigo, que si hoy predomina la imagen visual sobre la imagen escritura es porque la primera exige poco esfuerzo creativo y mucha mayor operación logística así como una comercialización de posible gran rendimiento. No pasa tal con la escritura. ¿Se imaginan que al final de un libro, casi escondido el autor como en las películas, aparecieran páginas y páginas con los créditos que nos anuncian desde el director al último colaborador, ayudante del ayudante de producción, peluquero...
Este ensayo trata de demostrar con la mayor delicadeza posible lo inexacto y anticientífico de muchas aseveraciones sobre el dibujo y el proyecto que sólo se han sustentado gracias a la autoridad y prestigio de la persona que lo dicta y no por ser previamente demostrado con un mínimo de rigor científico. Aquí la mejor intención del autor es la de proporcionar poder para combatir la dominación; para ser un poco más libres, lo cual es una de las satisfacciones más altas que pueden proporcionar libros y panfletos de cualquier índole. Su experiencia pasada como catedrático, donde la docencia implicaba algún riesgo más que la periódica situación provocada por la exigencia universitaria de renovar la cátedra, le hizo comprender algunos de los resortes de poder y dominación que tal situación implicaba y todo ello en un contexto mucho más compulsivo como lo es el iberoamericano. Ha procurado utilizar el lenguaje claro, escéptico y lo menos críptico posible. Si hay términos oscuros o de lectura dual, también ha tratado de descifrarlos y enunciarlos como es debido y no con una referencia de autor que nadie reconoce. Este libro sobre el Proyecto es un poco la respuesta, invernal y sosegada, de un verano docente de 32 años, una memoria comprometida y un proceso investigador atípico en el que predomina sin concesiones la ciencia y poesía de este final de siglo.