"Entrai in uno spazio, in un tempo, in una dimensione completamente nuovi. Mille anni si comprimevano in un giorno e ogni mio passo durava secoli. Le querce del deserto sospiravano e si chinavano su di me, come se avessero voluto afferrarmi. Le dune andavano e venivano, sempre uguali. Le colline si innalzavano verso il cielo, e poi scivolavano dolcemente in basso. Le nuvole ondeggiavano nel cielo, sparivano, ritornavano di nuovo. E sempre la strada la strada la strada la strada."
"Entrai in uno spazio, in un tempo, in una dimensione completamente nuovi. Mille anni si comprimevano in un giorno e ogni mio passo durava secoli. Le querce del deserto sospiravano e si chinavano su di me, come se avessero voluto afferrarmi. Le dune andavano e venivano, sempre uguali. Le colline si innalzavano verso il cielo, e poi scivolavano dolcemente in basso. Le nuvole ondeggiavano nel cielo, sparivano, ritornavano di nuovo. E sempre la strada la strada la strada la strada."
La tarde en que volvió a sentir en su piel la brisa del mar, Robyn Davidson estaba convencida de que la voluntad puede dominar las flaquezas del cuerpo y que el éxito de una aventura depende del talante con que damos los primeros pasos. En su caso, todo habia empezado la mañana en que Robyn llego a Alice Springs, un pequeño pueblo situado en el centro de Australia, con la firme conviccion de cruzar el desierto australiano a pie, hasta alcanzar la costa del oceano Indico, al oeste del continente. Sus unicos compañeros de viaje serian cuatro camellos y el amigo Diggity, un perro que incluso sabia sonreir. Tras dos años de dura preparacion, la joven mujer emprendio un viaje de casi tres mil kilometros, que duraria meses y que trastocaria su concepto del tiempo y del espacio. Desnuda y sola entre las dunas, Robyn aprendio a servirse de la comida como simple medio de supervivencia, y a considerar la higiene como un lujo innecesario. Sus esporadicos encuentros con los aborigenes le dieron las claves de un nuevo modo de entender la amistad, y cuando, por fin, vio ponerse el sol mas alla del horizonte marino, Robyn era una mujer sabia que conocia el precio de la felicidad. De esta experiencia nacieron las paginas de Las huellas del desierto, un libro que Doris Lessing ha descrito como una pequeña joya del arte del viajar. Encuadernacion: Rustica con solapas.