En los veinticuatro poemas (sobrios y claros poemas de limpia dicción) que constituyen este poemario, Rosario Neira registra la percepción del pasado y de cuanto en el se desvaneció y cuanto retenido en la memoria aun pervive de aquel tiempo y paisaje. "No intenteis lavar vuestra memoria / en las aguas de algun lejano mar. / Tan solo el tiempo puede / atenuar la intensidad de los colores / cubriendo con su piadosa patina / la nitidez de los lienzos, apagando esa luz / que hoy hiere la mirada", y nos señala su sentido, pues "No hay ilusiones perdidas / ni melancolia / ni vejez / en la simple caida de las hojas, / sino el jubilo del arbol / al desprenderse / de toda la luz marchita que pudria su corazon".