Lo sublime, como no podía ser de otra manera, es de difícil aprehensión en su totalidad. Pero sus diferentes caras son fácilmente reconocibles por oposición. Así, unas veces se refiere a lo homogéneo frente a lo heterogeneo, como cuando admiramos el plan urbanistico del Paris de Haussman y lo comparamos con la estructura de una ciudad como Madrid. Otras veces lo asociamos a la pureza frente a la mezcla, como cuando colocamos jerarquicamente el galgo ingles por encima de cualquier perro callejero. En multitud de ocasiones (mas de las que imaginamos) se refiere a la unidad frente a la diversidad, como cuando Renfe considera esteticamente mas adecuado sustituir los idiosincrasicos rotulos de cada estacion ferroviaria por el mismo modelo en todas ellas. Con frecuencia lo sublime es lo serio (como el sexo con funcion procreadora) frente a lo frivolo (el sexo por diversion). Tambien lo profundo (la filosofia) frente a lo superficial (el futbol), o, en otra variante, lo trascendente (El Quijote) frente a lo banal (007 contra el Dr. No). Y, como no, lo objetivo (la Verdad) frente a lo relativo (mi opinion o la de usted). Como se puede ver, Paris, Galgo Ingles, Homogeneidad Cultural, Procreacion, Filosofia, El Quijote, la Verdad, etc. forman una familia bastante bien avenida, cuyo apellido podria ser perfectamente los Sublime. La otra familia (Madrid, perro callejero, multiculturalismo, follar, futbol, James Bond, mis opiniones...) parece un poco de provincias, y, aunque muchos la preferimos con frecuencia, no podemos decir que sublime sea un adjetivo adecuado para retratarla.
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