Carpe diem. Vive el momento. Sumérgete en el aquí y el ahora. Esas frases salidas de la boca del extravagante doctor Tamkin como un dudoso elixir milagroso rebotan contra los tímpanos de Wilhelm, un hombre acosado por varios frentes: actor fracasado, danza al son de las exigencias de su ex mujer y sus dos hijos, despreciado por la empresa que le despidio en lugar de otorgarle el ascenso prometido y ninguneado por la soberbia y frialdad de su propio padre. Pero la esperanza es lo ultimo que se pierde, y ahora esta se ha encarnado en setecientos dolares, los unicos que tiene, y que ha invertido en acciones de manteca de cerdo. Instigado por Tamkin, ese psicologo huidizo reconvertido en corredor de Bolsa que escupe extrañas frases filosoficas, Wilhelm decide jugarselo todo a una sola carta. Y todo quiere decir su equilibrio emocional, su vida afectiva, laboral y espiritual que se tambalea en la cuerda floja como un torpe acrobata que sabe que, tarde o temprano, acabara cayendo al vacio Ridiculo, solo, asfixiado por la vida, poco a poco, los restos de entereza de Wilhelm se caen a pedazos pequeños, dificilmente aprovechables para una reconstruccion. La narracion envolvente de Carpe diem, su mordaz sentido del humor, la descripcion minuciosa de la geografia interior -y exterior- de los personajes que habitan esta novela y el talento para analizar el comportamiento humano demuestran por que Saul Bellow fue uno de los narradores mas lucidos del siglo xx.Carpe diem. Vive el momento. Sumérgete en el aquí y el ahora. Esas frases salidas de la boca del extravagante doctor Tamkin como un dudoso elixir milagroso rebotan contra los tímpanos de Wilhelm, un hombre acosado por varios frentes: actor fracasado, danza al son de las exigencias de su ex mujer y sus dos hijos, despreciado por la empresa que le despidio en lugar de otorgarle el ascenso prometido y ninguneado por la soberbia y frialdad de su propio padre. Pero la esperanza es lo ultimo que se pierde, y ahora esta se ha encarnado en setecientos dolares, los unicos que tiene, y que ha invertido en acciones de manteca de cerdo. Instigado por Tamkin, ese psicologo huidizo reconvertido en corredor de Bolsa que escupe extrañas frases filosoficas, Wilhelm decide jugarselo todo a una sola carta. Y todo quiere decir su equilibrio emocional, su vida afectiva, laboral y espiritual que se tambalea en la cuerda floja como un torpe acrobata que sabe que, tarde o temprano, acabara cayendo al vacio Ridiculo, solo, asfixiado por la vida, poco a poco, los restos de entereza de Wilhelm se caen a pedazos pequeños, dificilmente aprovechables para una reconstruccion. La narracion envolvente de Carpe diem, su mordaz sentido del humor, la descripcion minuciosa de la geografia interior -y exterior- de los personajes que habitan esta novela y el talento para analizar el comportamiento humano demuestran por que Saul Bellow fue uno de los narradores mas lucidos del siglo xx.
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