SHOUKO AKIRA

Haruna se cambió de colegio cuando su padre, un miembro del parlamento, fue encontrado culpable de un delito de corrupción. Incluso antes de entrar esperaba que la nueva escuela fuese una jaula de monos, pero una vez allí, se encontró inesperadamente con Macharu (Apodado, casualmente, el "Monito"). Pese a que Haruna se había construido una pared infranqueable con el fin de aislarse de todos, Macharu hizo que abriera su corazón y, antes de darse cuenta, ya estaban saliendo, pero ¡¿Qué sucederá...?!

La fría Haruna y el tontito de Macharu (apodado:"El monito") han estado saliendo durante un año. Pero desde que el amigo de la infancia de Macharu, Atsu, se entrometió y declaró sus intenciones de ir en serio con Haruna, tanto la amistad como la relación se han empeñado. ¡Y ahora todo se complica aún más en el viaje de estudios de la escuela! Macharu y Haruna tienen la oportunidad de estar solos, pero Atsu siempre está en medio. Y toda esta ruidosa clase, que es como una alborotada jaula de monos...

El tonot pero dulce Macharu-apodado "El Monito" por sus compañeros de salón - y Haruna, han estado saliendo desde 1mer año y han concurrido a la misma clase hasta el inicio del 3cero. Finalmente ha llegado el momento de tomar los exámenes de ingreso a la universidad, ¡Y hasta Macharu está preocupado al respecto! porque cuando ocurra, no sólo se decidirá el futuro de ambos por separado sino también su futuro como pareja: ¿El resultado final separará o continuarán con su relación a pesar de la distancia? Y para afianzar el vínculo... ¿Ellos vencerán la última barrera? ¡Averígüenlo en el tomo final de Monkey High School!

Desde el primer año en la nueva escuela, Haruna ha estado saliendo con Macharu, apodado " el monito" por sus compañeros de clase. Juntos se las han arreglado para sortear una infinidad de problemas, acompañados siempre por esa ruidosa clase, que para Haruna sigue siendo como una "jaula de monos", pero ahora, tres años después de que comenzase la relación, el vínculo entre los protagonistas toma otro rumbo... Y es posible que, esta vez, tengan la oportunidad de cruzar la barrera e ir más allá de un beso....

Llega otro de los shojos superéxitos de ventas en Japón. En Saruyama, Haruna sufre los trastornos de un cambio de colegio, un padre deshonrado y sus relaciones que no van ni vienen. Ella llega a la conclusión de que la vida es como una montaña rusa, hasta que se cruza con Masaru, y sus ideas cambiarán de repente.

Haruna se cambió de colegio cuando su padre, un miembro del parlamento, fue encontrado culpable de un delito de corrupción. Incluso antes de entrar esperaba que la nueva escuela fuese una jaula de monos, pero una vez allí, se encontró inesperadamente con Macharu (Apodado, casualmente, el "Monito"). Pese a que Haruna se había construido una pared infranqueable con el fin de aislarse de todos, Macharu hizo que abriera su corazón y, antes de darse cuenta, ya estaban saliendo, pero ¡¿Qué sucederá...?!

Haruna se cambió de colegio cuando su padre, un miembro del parlamento, fue encontrado culpable de un delito de corrupción. Incluso antes de entrar esperaba que la nueva escuela fuese una jaula de monos, pero una vez allí, se encontró inesperadamente con Macharu (Apodado, casualmente, el "Monito"). Pese a que Haruna se había construido una pared infranqueable con el fin de aislarse de todos, Macharu hizo que abriera su corazón y, antes de darse cuenta, ya estaban saliendo, pero ¡¿Qué sucederá...?!

La vida en la escuela es como en una jaula de monos; aparecen inevitablemente jerarquías y la manada se va organizando en base a eso... cosa que Haruna detesta, pero tras un cambio de colegio sin muchas expectativas, ¡de pronto aparece en su vida "el monito" Macharu! Este chico empieza a revolucionar todo el mundo alrededor de la desinteresada Haruna, a quien, sin darse cuenta, tal vez esta empezando a... ¡¿Gustarle?!

Era muy feliz. Mayu me gustaba mucho, mucho, cada día más. Al final acabé enamorándome de ella sin saber que... eso no debería haber sucedido jamás. Además, no iba a ser un amor sin importancia. Un verano, cuando tenía 8 años, hice la peor de las promesas.