El sistema económico mundial está hoy en día más loco y descontrolado que nunca. Y ello provocó la preocupación de Susan Strange, que no era tanto técnica como social y política, es decir, centrada en el ciudadano de a pie al que nunca se le ha preguntado si queria apostar su trabajo y sus ahorros en el marco de un sistema capitalista que, en el fondo, funciona como un casino. De ahi que sea mas necesario que nunca localizar los puntos debiles de ese sistema y preguntarse si podrian reforzarse con algunos cambios. Las perspectivas de que el dinero recobre el juicio son realmente pocas, por lo cual no estaria mal empezar a reflexionar sobre lo que podria ocurrirle en años venideros y escenarios alternativos. Estar preparados, aunque sea para lo peor, es siempre mejor que no estarlo. El libro de Strange, pues, intenta analizar la naturaleza del cambio y la innovacion acaecidos durante los ultimos años del siglo XX y abordarlos desde el punto de vista de un sistema mas controlado por mercados volubles e imprevisibles que por los propios gobiernos.
Susan Strange analiza en La retirada del Estado quién gobierna realmente la economía mundial. A partir de una concepción novedosa de poder y autoridad en los estudios de relaciones internacionales y del papel que el Estado juega, la autora sitúa su hipótesis en la pérdida de control de las funciones de autoridad que ha tenido la mayoría de los estados sobre muchos temas, y que comparten o bien con otros estados, o bien con otras "autoridades no estatales". Existe pues un desplazamiento de la autoridad del Estado hacia los mercados, en donde ejercen un área privilegiada de poder las corporaciones transnacionales, las Seis grandes empresas de consultoría, las organizaciones internacionales no gubernamentales de ayuda económica, los cárteles y las mafias. Apunta tres proposiciones sobre los patrones de legitimidad que actualmente se están desarrollando en la economía política internacional a finales del siglo XX y principios del siglo XXI. La primera, la asimetría creciente entre los llamados estados soberanos con respecto a la autoridad que ejercen en la sociedad y en la economía los pequeños estados y las grandes potencias. La segunda, la debilidad de la autoridad de los estados, pequeños o grandes, como consecuencia del cambio tecnológico y financiero, así como de la integración de las economías nacionales en una única economía global. La tercera, finalmente, contempla la constatación de que algunas de las responsabilidades básicas del Estado en una economía de mercado no están siendo asumidas convenientemente por nadie. Existe un vacío en el ámbito de las relaciones internacionales que no ha sido ocupado ni por instituciones intergubernamentales, ni por un poder hegemónico que ejerza el liderazgo en áreas del interés común. El papel hegemónico de EE.UU. se pone en cuestión y entra de lleno en el debate que actualmente inquieta al mundo.