Nico tiene los ojos de color caramelo. A lo mejor por eso le gustan tanto las torrijas de la abuela y el flan de coco. Un día, Nico abrió el armario y vio una luz, tan pequeña como un guisante. Acarició aquello con la yema de los dedos y se dio cuenta: Aquello era… ¡una estrella! Bueno, mejor dicho, ¡una cría de estrella! «¿Y qué hago yo con una cría de estrella?», se preguntó Nico. «¿De qué se alimentará?», volvió a preguntarse. ¿Quieres saberlo? Pues, sigue leyendo…
El dia que la Saida va arribar em va semblar que havia perdut totes les paraules. I per aixo vaig intentar buscar-les pels racons, cantons, forats, calaixos, descosits... per veure si entre elles i jo li esborravem les llagrimes que vessaven de les llargues pestanyes i del silenci espes.El dia que la Saida va arribar el pare em va explicar que, segurament,la meva amiga no havia perdut les paraules, sino que potser no les havia volgut treure perque eren diferents de les daqui.Al Marroc va dir a tu tampoc et servirien les teves.De manera que em vaig assabentar que al pais de la Saida es parlava un idioma diferent del nostre: larab.
El día que Saída llegó, a mí me pareció que se le habían perdido todas las palabras. Así que intenté buscarlas por los rincones, esquinas, agujeros, cajones, descosidos... para ver si entre ellas y yo le borrábamos las lágrimas que le asomaban entre las pestañas largas y el silencio espeso. El día que Saída llegó, papá me explicó que, seguramente, mi amiga no había perdido todas sus palabras, sino que a lo mejor no las había querido sacar porque eran distintas a las de aquí. -En Marruecos -dijo- a ti tampoco te servirían las tuyas. Así me enteré de que en el país de Saída se hablaba un idioma diferente al nuestro: el árabe.
Los peques son muy propicios a los cambios de humor. La alegría y la felicidad más completas pueden trocarse en un ataque de rabia y en una sonora pataleta, cuya causa a veces cuesta identificar entre tanto alboroto. Un malentendido, un deseo no satisfecho, una negativa... pueden provocar que se forme un inmenso nubarron. Si antes todo era de color de rosa, ahora el ambiente se tensiona y oscurece hasta descargar la tormenta.Pero la tormenta amaina, y unas palabras pueden ayudar a enjugar las lagrimas y a que la mueca de enfado se transforme en la mas enorme de las sonrisas.Los cambios de color sirven para ilustrar los diferentes estados de animo por los que pasa una criatura cuando se enfada o cuando se reconcilia con alguien.Un cuento sobre deseos, frustraciones y emociones desbocadas; y sobre la importancia de saber comunicarse y escuchar.