El gueto de Varsovia era un lugar de contrastes. Sus habitantes debían vivir en la dicotomía de la vida y la muerte. En el gueto se trabajaba, se leía el periódico, se daban conciertos... también se amaba. Paralelamente, morian personas a diario por desnutricion, epidemias o por efecto de la violencia, y desde alli partian los trenes hacia los campos de exterminio. La escritora polaca Hanna Krall cuenta la historia de Teofila Reich-Ranicki, que vivio en el gueto, en la llamada antesala del infierno. A su vez, Teofila Reich-Ranicki recupera en las acuarelas que pinto el dia a dia de la vida del gueto, desde dos perspectivas: junto a las imagenes etereas de figuras de opera, aparecen las del horror y la muerte, como la de una madre hambrienta con su hijo o la de los soldados castigadores