Durante treinta años, la autora dio clases en una escuela de élite, y durante los treinta años siguientes se dedicó a la educación de los más desfavorecidos y marginados. En este libro cuenta sus experiencias educativas en los dos ambitos. La diferencia entre ellos es abismal, pero la autora demuestra que tanto en unos como en otros los niños y los jovenes son dignos de descubrir el mundo ?asi como aquel maestro de Camus consideraba a sus alumnos?. A traves de numerosos casos concretos, la autora demuestra que tanto en la escala social mas alta como en la mas baja, cualquiera es capaz de descubrir la riqueza de nuestro mundo, el exterior y el interior, cuando alguien sabe sacar lo mejor de nosotros, lo que supone la esencia misma de la educacion. Nadie habla hoy de educacion entre nosotros con esta frescura, esta inmediatez, este lenguaje claro y directo, esta soberania. Del prologo de Gregorio Luri