Hodge Backmaker es un habitante de la Nueva York del siglo XX: una ciudad de calles adoquinadas e iluminadas por lámparas de gas, donde los dirigibles sobrevuelan rascacielos que apenas alcanzan diez pisos, los tranvias tirados por caballos compiten con los minimoviles, y las bandas de gangsters imponen la ley ante la incapacidad del estado.