El libro de Wolfgang Kayser (Berlín, 1906 - Gotinga, 1960) figura desde hace tiempo, y con todo honor, entre los clásicos de la teoría literaria. Es como un indispensable amigo, eficiente y ponderado. Pocos habrá que desempeñen tan bien la tarea de iniciar al lector en el estudio y la comprensión del fenómeno literario, o que con tanta precisión le informen sobre las técnicas y métodos precisos para acercarse a la obra de arte, entenderla e interpretarla. El camino no puede ser más sencillo: parte de los supuestos filológicos, entra luego en los conceptos analíticos indispensables (asunto, verso, lengua, construcción) y asciende por fin a los correspondientes conceptos sintéticos (contenido, ritmo, estilo, género). A lo largo de estas estribaciones el estudioso se familiariza con los problemas y enfoques más importantes. Kayser, sólidamente informado siempre, no teme abrir las puertas a teorías o interpretaciones dispares; que el iniciado eduque su propio criterio es lo deseable en este tipo de estudios.
El terror nos asalta con rigor precisamente porque se trata de nuestro propio mundo, de manera que la confianza que depositábamos en él no resulta ser más que una apariencia. Simultáneamente tenemos la sensacion de que no podriamos vivir en ese mundo de repente transformado. No se corresponde con lo grotesco el miedo a la muerte, sino el panico ante la vida. Y a la estructura de lo grotesco pertenece la abolicion de todas las categorias en que fundamos nuestra orientacion en el mundo. Desde la ornamentacion renacentista hemos asistido a la plasmacion de procesos perdurables de disolucion: la mezcla de ambitos y reinos bien distinguidos por nuestra percepcion, la supresion de lo estatico, la perdida de identidad, la distorsion de las proporciones "naturales", etc. Y en la actualidad se han sumado a aquellas otros procesos mas de disolucion: la anulacion de la categoria de cosa, la destruccion del concepto de personalidad, el derribo de nuestro concepto de tiempo historico.Lo grotesco. Su realizacion en literatura y pintura es, con la obra de Baudelaire y Bajtin, uno de los textos fundamentales para entender esta categoria. Kayser analiza el desarrollo de lo grotesco en la literatura y en la pintura, y, tras estudiar sus precedentes, El Bosco, Bruegel, afirma que lo grotesco es una creacion plenamente moderna, que encuentra su marco adecuado y su punto de partida en el Romanticismo.
El terror nos asalta con rigor precisamente porque se trata de nuestro propio mundo, de manera que la confianza que depositábamos en el no resulta ser más que una apariencia. Simultáneamente tenemos la sensacion de que no podriamos vivir en ese mundo de repente transformado. No se corresponde con lo grotesco el miedo a la muerte, sino el panico ante la vida. Y a la estructura de lo grotesco pertenece la abolicion de todas las categorias en que fundamos nuestra orientacion en el mundo. Desde la ornamentacion renacentista hemos asistido a la plasmacion de procesos perdurables de disolucion: la mezcla de ambitos y reinos bien distinguidos por nuestra percepcion, la supresion de lo estatico, la perdida de identidad, la distorsion de las proporciones "naturales", etc. Y en la actualidad se han sumado a aquellas otros procesos mas de disolucion: la anulacion de la categoria de cosa, la destruccion del concepto de personalidad, el derribo de nuestro concepto de tiempo historico.