La Victoria alada de Samotracia , portada de este libro, de la que Marguerite Yourcenar dice sin cabeza, sin brazos, separada de su mano recientemente hallada, desgastada por todos las ráfagas de las Esporadas, la Victoria de Samotracia es ahora menos mujer y mas viento de mary cielo (El tiempo, Gran escultor), viene bien como metafora de la Dimension espiritual del ser humano , contenido de este volumen.Efectivamente, el tiempo, ese gran escultor de la vida de las personas, hace que, en nuestra evolucion personal, nos vayamos desprendiendo del egocentrismo, de nuestra conciencia materialista, para abrirnos a otras dimensiones mas sutiles sintiendonos parte de un todo, solidarios con todos los seres humanos, la naturaleza y el cosmos, hasta alcanzar la conciencia espiritual cosmica, haciendonos mas viento de mar y cielo . La pretension de esta obra es abordar la espiritualidad como una dimension constituyente esencial de la persona, entidad cuerpomente- espiritu, sin afincamiento en una determinada religion, que no necesariamente en contraposicion; una espiritualidad, por decirlo de alguna manera, emancipada de todo credo, dogmas, ritos, moral, propios de toda religion. Se trata de abocetar una espiritualidad con entidad propia, liberada de cualquier aditamento que, desde la perspectiva de la Psicologia Transpersonal, se propone como El despertar y desarrollo de la conciencia espiritual (Assagioli). Es el camino interior que cada persona, hombre y mujer, puede recorrer en busca de su alma, como diria C. Jung, convencido de que la conciencia de un YO Superior constituye la tarea de desarrollo de la edad adulta. El libro, en su segunda parte, contiene una amplia reseña autobiografica en la que autor nos hace participes de las diversas peripecias de su propio camino interior en el perseguimiento de un sentido para su vida que le asistiera a franquear el horrido vacio existencial, resaca ineludible de la bajamar de una vida urgida por la ilusion materialista. Y, como conclusion, se presenta la milenaria y esplendida alegoria del pastoreo del buey, sugeridora en el ingenuo grafismo de sus diez viñetas, de las etapas del sendero que nos conducira al hontanar en el que reside nuestra sabiduria interior y donde solo es posible hallar la paz que tanto anhelamos.
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