"Amigo lector, tienes a la vista un librito que pretende ser una novela pero que en la práctica no lo es o, por lo menos, no lo es al estilo tradicional. Es decir, introducción, nudo y desenlace. No se pretende poner de manifiesto las dificultades que a primeros del primer cuarto del siglo XX y anteriores a esa fecha, tenian los profesionales de la medicina para dar un aproximado diagnostico. Los medios no pasaban, la mayoria de las veces, de sinapismos, cataplasmas, lavativas y sangrias. Este tratamiento (las sangrias) se aplicaba como ultima ratio, cuando ya se habian aplicado todos los medios conocidos sin respuesta por parte del paciente. Con la mejor intencion, en la mayoria de los casos, se contribuia al final del enfermo. Durante la niñez de quien esto escribe, todavia, algunos medicos las hacian. No asi, las lavativas, como limpieza de colon. Pues es sabido que, largo tiempo atras, solo un sector de la sociedad de las distintas epocas comia lo suficiente, el llamado primer estado o el estado noble. Hoy nos asombrariamos si viesemos el menu de la nobleza (algun escritor ha tenido la curiosidad de señalar alguno de los tiempos que comentamos). No es de extrañar, por tanto, que, no conociendo los laxantes, se recurriese a metodos mas simples (las lavativas) para eliminar el veneno que deja en el organismo las comidas pantagruelicas.Los avances de la medicina que hoy disfrutamos, como casi todo, han tenido lugar despues de la Segunda Guerra mundial, mientras tanto, como apuntamos mas arriba, la humanidad doliente ha vivido con lavativas y sangrias. El protagonista de la novela Don Anacleto fue un medico de vocacion pero, como hombre de su tiempo, las aplicaba. Aun asi, suplia lo que desconocia con el consuelo de estar al lado del enfermo, extremo que hoy se desconoce."
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