¡Sólo por opinar entras en el sorteo mensual de tres tarjetas regalo valoradas en 20€*!
(1) comentario
(1)
(0)
(0)
(0)
(0)
1 opiniones de usuarios
juanenriquesoto
31/08/2015
Bolsillo
Terminé de leer La isla del padre, de Fernando Marías. La muerte de su padre lleva a Marías a un esfuerzo de memoria con el que rendirle, de algún modo, tributo, de saldar cuentas con él, de superar sus miedos mutuos, a la vez que, como un ejercicio de duelo, la ausencia es definitivamente superada por medio de la escritura. Hacía mucho tiempo que un libro no me enganchaba desde sus primeras líneas como lo ha hecho La isla del padre. Tanto da si el libro es autobiográfico como si es ficción. Está escrito de un modo tan sincero que se convierte en entrañable. Tierno, pero también valiente; familiar e íntimo pero también generoso, Fernando Marías se entrega al hecho de la muerte de su padre mediante la escritura de todo aquello que les unió, lo que les separó, lo que no se dijeron, lo que sí. Es un diálogo entre ambos, una escritura a dos, aunque uno de ellos no esté vivo. Vuelve Marías atrás en el tiempo a rescatar las claves de toda una vida. Desde su infancia a los últimos momentos de su padre. No es un simple anecdotario porque los hechos que narra están tan profundamente imbricados en su existencia que son, sin lugar a dudas, aquellos que le han formado como es, un ser humano con las mismas debilidades y fortalezas que los demás. El miedo, el amor, la frustración, la alegría, la incertidumbre de toda vida que se va forjando con cada respiración son el tejido con el que se urde este viaje por la memoria de un escritor de prosa valiente, expuesta, libre, sincera, cálida, soñadora. Por supuesto que todo está visto con los ojos de escritor y por eso la lectura es tan plácida, tan emocionante, porque el lector es capar, gracias a esa mirada de escritor, de experimentar en carne propia la enorme sucesión de emociones que Marías sintió y que ha querido compartir con los demás. Sí, seguramente, Fernando Marías haya sentido una especie de alivio al escribir este libro, como si se liberara de una gran carga y, quizá, pueda ser un acto egoísta, pero, la generosidad con la que ofrece ese gesto a la literatura le convierte en un gran autor. La isla del padre te llega al corazón al mismo tiempo que es un deleite de lectura. Es una aventura de leer maravillosa, cercana, humana, desnuda. Si hubiera estado a mi lado Fernando Marías al acabar de leerlo, le habría dado un gran abrazo de gratitud, de condolencia y de admiración. La novela ha sido galardonada con el Premio Biblioteca Breve 2015. Pero claro, todo esto no es sino una opinión, mi opinión. He leído la edición de Seix Barral, de 2015, de 280 páginas.