¡Sólo por opinar entras en el sorteo mensual de tres tarjetas regalo valoradas en 20€*!
(1) comentario
(1)
(0)
(0)
(0)
(0)
1 opiniones de usuarios
mipedtor
29/07/2025
Tapa blanda
Una lectura sorprendente y muy disfrutable que demuestra que George R.R. Martin no solo domina la fantasía épica, sino que también sabe moverse con soltura en la ciencia ficción. "Los viajes de Tuf" es una novela gráfica que combina aventura, dilemas éticos y un protagonista absolutamente inolvidable: Haviland Tuf. El primer capítulo funciona casi como una historia independiente, con una expedición peculiar en busca del Arca, una nave legendaria del antiguo Cuerpo de Ingeniería de la Vieja Tierra. Esta parte tiene un tono distinto al resto del libro, pero sirve como excelente introducción al universo y al personaje de Tuf, con sus normas de convivencia tan particulares y su estilo impasible. A partir de ahí, la obra se transforma en una serie de relatos donde Tuf, ya convertido en ingeniero ecológico, recorre distintos planetas enfrentándose a problemas complejos que requieren soluciones creativas. Aunque algunos dilemas pueden parecer similares, Martin logra darles enfoques distintos y mantener el interés en cada episodio. El autor también introduce referencias bíblicas reinterpretadas desde una óptica de ciencia ficción —más si cabe a la original—, lo que añade una capa simbólica muy interesante. Los personajes secundarios, como Tully Mune, están muy bien construidos, pero es Tuf quien se lleva toda la atención: su forma de actuar, sus gestos y su lógica implacable lo convierten en un protagonista magnético. Además, el tono irónico y la crítica social que subyace en muchas de sus decisiones hacen que el lector se cuestione constantemente qué haría en su lugar. Una novela que me ha atrapado desde el principio y que, personalmente, me ha gustado mucho más que "Muerte de la luz". Una obra que demuestra que la ciencia ficción puede ser tan reflexiva como entretenida, y que Martin tiene mucho que ofrecer más allá de los Siete Reinos. Pero antes, ¡que termine "Canción de Hielo y Fuego", por Dios!