ORDESA

ALFAGUARA - 9788420431697


Opiniones sobre ORDESA


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10 opiniones de usuarios


Chipirón Chulapo

20/05/2024

Tapa blanda

No suelo leer libros autobiográficos o de autoficción. Me lancé a éste sin saber de qué iba o cuál era su género. He flipado: he conectado con multitud de vivencias del autor. Su forma de narrarlas me enganchó, al igual que justamente algunos pasajes me desconectaban por su estilo y rollo “poético”. Escupe y vomita reflexiones que son Verdades vitales, con mayúscula. Lo volvería a leer sin duda.


Marta

29/05/2023

Tapa blanda

Me tocó una fibra muy íntima. El lenguaje es brillante, como un torrente de poesía.


bicho

24/07/2020

Tapa blanda

¿Negatividad o realidad? Imprescindible en todo caso


annimo

14/04/2020

Tapa blanda

¡Fantástico!


Jose manuel

25/10/2019

Tapa blanda

Precioso libro. Te sobrecoge por momentos


loly

22/10/2019

Tapa blanda

Genial


ana rodriguez

12/04/2019

Tapa blanda

Para mi, un libro decepcionante tras leer las críticas unánimes- hechas sobre todo por otros escritores- No he podido terminarlo. El autor tiene un buen lenguaje cuidado y poético, pero ponerlo al servicio de sus neurosis particulares lo convierte en algo intragable. Es reiterativo y aburrido , no aporta nada excepto constatar una vez más la razón de por qué la gente normal, que no vive de la literatura, está cada vez más apartada de ella.


Russell

16/03/2019

Tapa blanda

Novela de no ficción, como le gusta llamarla al propio Manuel Vilas, Ordesa es un peculiar ejercicio de rescate de la memoria personal y familiar, un ajuste de cuentas con el pasado y con el presente, una grandiosa elegía a la muerte de unos padres, que simbolizan lo que fuimos, y sobre todo lo que hemos terminado siendo. De una profundidad descarnada, solo al alcance de la palabra poética, el libro se sumerge en el misterio de la vida, en esa carrera de relevos existencial que se traduce en ver nacer a los hijos y ver morir a los padres. Quizás la única verdad incuestionable, tangible, insobornable. Las reflexiones sobre la soledad, la devastación y la muerte, son de una sutileza y de una hermosura solo al alcance de quien ha sufrido mucho y al mismo tiempo ha sabido digerir todo ese sufrimiento y tamizarlo a través de la inteligencia. La presencia del fantasma de los muertos en la vida del autor, el diálogo permanente con los que ya se fueron, se postulan como una nueva forma de inmortalidad, como la única inmortalidad posible. Hay al menos dos pasajes en el libro en los que se habla del cristianismo desde la adánica perspectiva de un hijo que habla con su padre muerto. Más allá de ese núcleo temático que impregna toda la novela, el autor esboza comentarios, escenas, sucesos de su vida, que son también los de la vida de todos aquellos que hemos nacido en una determinada época histórica, y en los que nos vemos reflejados. Aquí se dejan notar algunas flaquezas; la constante alusión a la pobreza de su vida, la jeremíaca cantinela sobre la desdicha de la clase media-baja en España o sus contradictorias alusiones al capitalismo, parecen proceder más de los territorios de la impostura y la vanidad que de la propia realidad del autor. Del capitalismo deja pasajes tan desconcertantes como jugosos y acertados: ese en que lo equipara con la poesía por su precisión, por la capacidad de cifrar la realidad en el precio exacto, como tal vez la poesía lo hace con la palabra exacta (“La poesía y el capitalismo son la misma cosa”). Más adelante dice que el capitalismo besa al hombre de izquierdas y al de derechas, que así quedan hermanados por la codicia, que es el motor de la Historia. Por no hablar de sus ataques demoledores al matrimonio, al sistema educativo o a la Historia como convención cultural, en un prurito iconoclasta algunas veces no suficientemente justificado. Para terminar habría que decir que, aunque pueda parecer lo contrario, es un libro optimista, esperanzador, que habla de la redención personal, de la capacidad de resurgir de nuestras propias cenizas, del coraje de empezar de cero cuando la devastación ha tomado posesión de la vida. La superación del alcoholismo por parte del escritor y la gestión de su soledad después de su divorcio, son dos rayos de luz directos a todos aquellos que no saben ver más allá de la desesperanza. Y es que el libro también es un canto a la vida, no solo cuando nos regala dicha, sino cuando nos arroja el quebranto y el miedo a la cara. Porque a pesar del dolor o por el dolor mismo, la vida sigue siendo hermosa, misteriosa e inefablemente hermosa en toda su desvarío. Porque como se dice ya casi al final del libro, “el único pecado que puede cometer un hombre es dejar de servir a la vida. Y tampoco es un gran pecado, más bien una falta menor” Recomiendo este libro a todo el que vive la lectura con vocación de renacer, de revivirse, de recrearse en cada párrafo; a todos aquellos que conciben la literatura como un engrandecimiento y una celebración de la vida. Espero que lo disfrutéis. José Maza Ruiz


Del 1 al 8 de 10