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juanenriquesoto
31/08/2015
Tapa blanda
Terminé de leer Un circo pasa, de Patrick Modiano. Mi primer acercamiento al Nobel de literatura francés ha sido delicioso. Ha sido como reencontrarse con el sabor de un pastel que se degustaba en la infancia, en la añeja pastelería que olía a pan recién horneado, y que se reencuentra al cabo de los años en un nostálgico viaje de retorno a las raíces casi olvidadas. La tienda sigue igual, el mismo olor cálido, las mismas texturas, la misma sonrisa de la dependienta, el mismo calor en la plaza, sobrevolada por las mismas cigüeñas. El acto, casi sagrado, de llevarse el pastel a los labios, anticipando el momento, paladearlo como si el mundo tuviera que detenerse a contemplar, a admirar, a comprobar que el tiempo no ha pasado. La realidad se reduce a esa sensación. El mismo sabor permanece aunque uno haya crecido, tenga más edad, más experiencia, más cicatrices. Me lo he leído en un suspiro. No es una obra extensa, apenas doscientas páginas que parecen diez, tan concentrada es su esencia, tan suave su fluir por palabras que parecen gotas de agua sobre las que navegar y saciar la sed de literatura enorme. Si el resto de su obra es así, y nada parece aventurar lo contrario, leer el resto de su prosa necesariamente ha de ser toda una aventura de leer. En Un circo pasa, un joven, del que apenas se nos dan unos pocos datos, los suficientes, para que nos identifiquemos con esa parte de nosotros que quiere romper el cordón que nos une a la infelicidad y buscar nuevos mundos que parecen esperarnos solo a nosotros, conoce a una enigmática muchacha, de la que sabemos aún menos y de lo que sabemos, poco nos fiamos. Juntos, en unas peripecias al parecer banales, recorren las calles de París, un escenario acorde a su misterio romántico, a su pasado esquivo, a su futuro ignoto. Sólo él parece ser quien es y, aun así, miente sobre sí mismo, aunque más que mentir, lo que hace es ocultar, para estar a la altura de sus recién conocidos amigos. Todo por ella, por la silenciosa muchacha. La sensualidad, el misterio, las maletas pesadas cuyo contenido se ignora, el perro fiel que aparece y siempre estuvo allí, la noche deambulando por los bulevares, el circo que son todos y que pasa, que pasa, que no puede permanecer porque se desvela el misterio y este no ha de ser desentrañado salvo pena de castigo, porque la verdad puede echar todo al traste, correr el velo que les convierte en prestidigitadores, en funambulistas sin red sobre la pista principal. Se mantiene el aliento ante la acrobacia del joven y la muchacha. Estamos expectantes y al final... Una novela breve pero para paladear lentamente. Pero claro, todo esto no es más que una opinión, mi opinión. He leído al edición de Cabaret Voltaire, de 2013, de 184 páginas