Es un hecho la existencia, en la actualidad, de muchas personas que, de forma individual o formando grupos (est��n en ��mbito institucional o no) que, por estar adheridos a determinadas ideolog��as (fundamentalmente, las consideradas de izquierdas), se atribuyen la denominaci��n de progresistas. Y, por si fuera poco, no pocos profesos de las mismas persisten en considerar, a los que no militan en este intelectual predio, como retr��gados, ��fachas��, integristas �� O, como mucho, ��condescendiendo�� un tanto, se avienen a llamarlos, con no escaso desd��n, ��conservadores����Es, por eso que a tales individuos o grupos no se les va, de su boca, referencias, por ejemplo, a ��gobiernos de progreso�� o, simplemente, de ��gobiernos de cambio��, apuntando, claro est��, a los formados, o a formar, con miembros de su ��cuerda�� ideol��gica. ��Como si el progreso, el verdadero progreso humano, fuese una derivada necesaria de su peculiar��simo pensamiento��!Naturalmente, la realidad, seg��n expone el autor en este libro, ha de ser tratada de manera distinta. ��Por qu��? Porque s��lo podr�� calificarse de progresistas, de progresistas verdaderos, a las personas que encarnen en sus principios y, sobre todo, en sus obras, las exigencias que conlleva el aut��ntico concepto de PROGRESO, en cuanto relacionado con el hombre. Si ello es as��, entonces el problema estriba para orientar seriamente la materia, en c��mo acceder, con solvencia bastante, a acu��ar, con aceptable acierto, la noci��n, en sentido estricto, de dicha categor��a de PROGRESO. Y, una vez alcanzada, hacer que ella sea el centro de discernimiento para llevar a cabo, de veras, la calificaci��n en cuesti��n.Precisamente, pues, esa es la tarea que se ha propuesto el autor de la presente obra, tras un complejo, largo e intenso ��excursus�� de investigaci��n a trav��s de distintas culturas (sobre todo, las cl��sicas de Grecia y Roma, as�� como la cristiana, modeladoras de la ��civilizaci��n�� occidental). Y, por supuesto, despu��s de examinar la comprensi��n (impl��cita o expl��cita) que del mismo concepto han ofrecido pensadores se��eros de la Edad Media, del Renacimiento, de la ilustraci��n, as�� como de los tiempos de la ��Modernidad�� y ��Postmodernidad��.Es a partir de la definici��n de tal progreso, a la que ha llegado el precitado autor con el amplio estudio por ��l realizado, desde la que se dirige a personas y grupos de personas que, ��a priori��, est��n convencidos de ser progresistas, pregunt��ndoles si, en realidad, no ser��n, m��s bien, ��sedicentes�� progresistas, o progresistas por autoproclamaci��n.Muy interesantes son los tres ��ltimos cap��tulos del libro, en los que el mismo autor se interroga y contesta sobre si el mensaje cristiano aut��ntico ha de ser considerado verdaderamente progresista.