Cierre los ojos por un momento y piense en Túnez... Los embriagadores aromas de las especias, el folclore de una capital generosa, el descanso sobre la cálida arena, los misterios de un desierto desconocido, los dedos calientes por el te de menta o pegajosos por suculentos pasteles, y pasarse las horas regateando y sonriendo con los vendedoresdel zoco. No hay ninguna duda de que tantas maravillas han convertido rapidamente el pais en un destino de fantasia.Sus guias aparecen en todos nuestros quioscos, ya que Tunez se ha convertido en un templo del turismo, pero su imagen a veces le juega malas pasadas. ¿Un paraiso desnaturalizado? Ni mucho menos. Este destino tiene muchos otros tesoros que ofrecer y quien se lance a explorarlo descubrira que la imagen de postal y los topicos que tan a menudo se aferran a el no son reales. Los habitantes de este pais, tan tranquilos y orgullosos como el propio paisaje, han sabido conservar lo que la historia les ha dado: un rico patrimonio compuesto por una tierra de contrastes, impregnada de islam e influenciada por Occidente, donde tradicion y modernidad se desafian y se aceptan al mismo tiempo. Se sentira como un niño mimado tomando cocteles frios junto a la piscina o en la playa, paseando por el desierto a sus anchas, disfrutando de tratamientos de talasoterapia y disfrutando del aroma de los jazmines y buganvillas en plena floracion. Pero no olvide que bajo los cimientos de los monstruos de hormigon que son los complejos hoteleros, se esconden tesoros inexplorados y otro coctel que saborear tan calido como las cenizas de Elyssa. Este es el Tunez que descubrira durante su viaje: autentico, acogedor y lleno de misterios y de pueblos virgenes.