Este libro es el incansable intento de Elena Kostyuchenko por documentar la experiencia de su país a traves de quienes este país elimina sistemática y brutalmente: niñas de pueblos reclutadas para el trabajo sexual, personas queer en las provincias, pacientes y medicos de una maternidad ucraniana y reporteros como ella. En marzo de 2022, como corresponsal de Novaya Gazeta, Kostyuchenko cruzó la frontera con Ucrania para cubrir la guerra. Su misión era asegurar que los rusos fueran testigos de los horrores que Putin cometía en su nombre. Escribió sus artículos sabiendo que, si regresaba a casa, probablemente sería procesada y condenada a hasta quince años de prisión. Sin embargo, impulsada por la convicción de que la mayor expresión de amor y patriotismo es la crítica, continúa escribiendo. Amo a Rusia combina reportajes de los últimos quince años con ensayos personales, con una narrativa caleidoscópica que, según Kostyuchenko, podría ser la última obra sobre su tierra natal que publique en mucho tiempo, quizás para siempre.