Vida y obra forman en Rafael Alberti (1902-1999) una indisoluble y correlativa unidad que impide que cualquiera de ellas pueda desvincularse de la otra. Entre la elegía y la canción, y siempre fiel a sí mismo y al paso de la historia, Alberti es un compendio de las corrientes y de los movimientos literarios que ha ido generando el siglo XX. Contribuyó al neopopularismo con Marinero en tierra; fundió gongorismo y ultraísmo en Cal y canto; se asomó al surrealismo en Sobre los ángeles; puso los cimientos de la poesía cívica en su escritura en la calle; poetizó el cine y el billete de tranvía, el fútbol y los toros, el cuerpo femenino y la revolución; escribió la poesía más plática y compuso la pintura más poética; se adelantó ala poesía social y se acercó a la de la experiencia; hizo libros del material de su memoria y retornó a lo vivo lejano: a lo lejano azul. En definitiva, Rafael Alberti es el gran poeta-pintor del luminoso recuerdo del color: un poeta visual y gráfico, capaz de pulsar todas las formas, atravesar el remolino de los ismos y refundar y releer, desde una perspectiva propia, toda la tradición.
Rafael Alberti nació en El Puerto de Santa María (Cádiz) en diciembre de 1902 y falleció en la misma localidad en octubre de 1999. Obtuvo el Premio Nacional de Literatura con su primer libro de poesía, Marinero en tierra (1925). Entre su extensa obra poética cabe destacar Cal y canto (1927), Sobre los ángeles (1928), Sermones y moradas (1930), Entre el clavel y la espada (1941), Retornos de lo vivo lejano (1945), A la pintura (1948), Roma, peligro para caminantes (1968), Desprecio y maravilla (1972), Fustigada luz (1980), Versos sueltos de cada día (1982) y Canciones para Altair (1989). Autor de los tres volúmenes de memorias titulados La arboleda perdida (1959, 1987 y 1996), así como de Imagen primera de… (Seix Barral, 1999), Prosas encontradas (edición aumentada, Seix Barral, 2000) y de numerosas obras teatrales. Recibió el Premio Cervantes en 1983.