Aritmética ilustrada no es un libro de matemáticas, sino uno de ilustraciones sobre problemas matemáticos extraídos de viejos libros de texto publicados a lo largo de casi 100 años, desde 1860 a 1957, que presenta una muy cuidada edición. Juan Berrio se sirve de su elegante trazo para acercarse a ellos como a un ejercicio, un divertimento o un reto. Hay en él anécdotas banales, pero también pequeños dramas cotidianos, auténticas historias de un tiempo ya pasado que ha considerado que merecían la pena ser dibujadas, utilizando incluso la misma tinta china con la que aquellos alumnos escribían. Para la selección de los ejercicios contiene 88 problemas de aritmética y álgebra ilustrados agrupados en ocho temas Berrio ha tenido en cuenta, más que el planteamiento puramente matemático, lo curioso de cada enunciado y las peculiaridades y las costumbres de las distintas épocas en que fueron redactados.
Aficionado desde pequeño a contar historias y a las matemáticas no en vano eran éstas, junto con el dibujo, su asignatura favorita en el colegio, donde algunas de sus mejores obras quedaron en los márgenes de los libros y en la madera de los pupitres, el autor ha desplegado con éxito todos sus recursos como ilustrador para resolver el dibujo. Empezando por solucionar el problema y obtener un resultado que queda, en ...
Ficha técnica
Editorial: Astiberri
ISBN: 9788493508845
Idioma: Castellano
Número de páginas: 216
Encuadernación: Tapa dura
Fecha de lanzamiento: 01/01/2006
Año de edición: 2006
Plaza de edición: Bilbao
Peso: 950.0 gr
Especificaciones del producto
Escrito por Juan Berrio
Desde siempre, tal vez por ser su nombre pentavocálico, Juan Berrio ha sido aficionado a jugar con las palabras. No es casual que haya ilustrado las frases de un antiguo manual de ortografía (Ejercicios de ilustración sobre textos de Ortografía práctica de Luis Miranda Podadera, 1995) y los problemas de los viejos libros de matemáticas (Aritmética ilustrada, 2006) ni que haya contado con ellos las historias más peregrinas. Capaz de encontrar ilustraciones agazapadas en cualquier sitio, desde dar con alguna en una receta médica o en un listín telefónico, se ha dedicado a dibujarlo todo. Como es tan observador, en sus paseos recoge los destellos del azar que a los demás nos pasan inadvertidos: repeticiones, casualidades y tangencias que determinan y dibujan el verdadero orden de las cosas. Su gusto por lo cotidiano se refleja en toda su obra, especialmente en sus cómics (Calles contadas, 2008; Miércoles, 2012, y El niño que, 2020) y el día a día en que su vida transcurre se plasma en colecciones pequeñas, hechas de palabras o frases con las que se tropieza por la calle (Cuaderno de frases encontradas, 2013) o de originales calendarios como Calendario palindrómico (2002) y Calendario monosilábico («dos mil tres»).