Blanquito es la respiración casi inaudible de un hombre como cualquiera de nosotros, que un día quiso ser -"algún día seré matador"- y que arrastra la existencia oscura del peón de brega, la vida apagada por la luz gloriosa del matador a quien sirve. Blanquito quiere hacer algo grande para retirarse bien, para dejar de ser con dignidad. Blanquito piensa o sueña y escuchamos el palpitar de su corazón y su cerebro. Sólo un mundo, sólo un pensamiento: el toro, la arena, la sangre, el miedo.