Cancionero es el proyecto de publicación de Pessoa de su poesía ortónima. Las notas sueltas y las cartas dicen que dividiría sus publicaciones entre los libros de poemas de cada uno de sus heterónimos y el Cancionero, que contendría la poesía de todas sus épocas. Pessoa consiguió establecer en dos legajos una primera selección del Cancionero, adelantó que lo publicaría “sólo o con cualquier libro”, y reuniría “varios de los muchos poemas sueltos que tengo, y que son por naturaleza inclasificables salvo de esa manera indiferente”. En Cancionero están los poemas de Pessoa, firmados con su nombre, que han venido acercándose a la aceptación, afirmándose en el gusto colectivo; podríamos decir que Cancionero es también un diario íntimo del poeta, y al igual que los fragmentos del desasosiego, los poemas llevan a la elucidación de estados psíquicos y a la descripción de las cosas a través de los efectos que ejercen en la mente reflexiones y devaneos sobre la pasión, la moral y el conocimiento. Pessoa crea el mundo y lo obliga a reflejarse en las palabras. Su tono es siempre el de una intimidad que no encuentra el punto de reposo.
Ficha técnica
Traductor: Miguel Angel Flores
Editorial: Verdehalago Ediciones
ISBN: 9789706801982
Idioma: Castellano
Número de páginas: 199
Encuadernación: Tapa blanda
Fecha de lanzamiento: 14/10/2004
Año de edición: 2004
Plaza de edición: Mexico
Alto: 18.0 cm
Ancho: 11.0 cm
Especificaciones del producto
Escrito por Fernando Pessoa
Fernando Pessoa (Lisboa, Portugal, 1888-1935), escritor, crítico, dramaturgo, ensayista, traductor, editor y filósofo, fue una de las figuras literarias más importantes y complejas del siglo xx y uno de los grandes poetas en lengua portuguesa. Director y colaborador de varias revistas literarias, se ganó la vida como redactor de correspondencia extranjera para empresas comerciales, traductor y vendedor de horóscopos. Escribió en inglés (vivió en Suráfrica en sus años mozos) una parte de su obra, que se desplaza magistralmente de la vanguardia al clasicismo. Desdeñoso de la fama, propuso siempre lo que él llamó una “estética de la abdicación”, en la que incluía no sólo “la posibilidad de bienestar material” sino todo el sistema de relaciones humanas, desde el amor a la amistad, convencido de que el hecho divino de existir no debe asimilarse al hecho satánico de coexistir.