El 24 de julio de 1912, Friderike von Winternitz visitó Viena y pasó la velada en la fonda Riedhof, un local frecuentado por funcionarios, oficiales, medicos y escritores, en el que vio a Stefan Zweig. Al día siguiente, Friderike le escribió una carta anónima con la que comenzaba no sólo su relación amorosa, sino una correspondencia que se prolongó durante treinta años, hasta el suicidio del escritor en plena Segunda Guerra Mundial. Estas cartas son un extraordinario testimonio del profundo vínculo que unió al escritor y a su primera esposa durante su vida en comºn y tras el divorcio, y un conmovedor documento de las vidas truncadas en la Europa devastada por la barbarie nazi.
(Viena, 1881 - Petrópolis, Brasil, 1942). Es uno de los autores más queridos de la literatura centroeuropea. Nacido en el seno de una familia judía acomodada, accedió a la universidad y llevó a cabo una exitosa carrera como escritor y periodista. Muchas de sus obras —entre las que destacan especialmente El amor de Erika Ewald (1904), Carta de una desconocida (1922), Veinticuatro horas en la vida de una mujer (1927), Viaje al pasado (1929) y Novela de ajedrez (1941), publicadas en esta colección— alcanzaron un gran éxito. Con la irrupción del nazismo, se exilió primero en Londres y después en Brasil, donde, ante la posibilidad de un futuro dominado por el Tercer Reich, se suicidó.