En junio de 1940, la joven República de Letonia fue invadida por
el Ejército Rojo. Apenas un año después, el país era ocupado por
Alemania e incorporado al Reichskommissariat Ostland. Los
anhelos de independencia de la nación báltica quedaron
oscurecidos por la alargada sombra del expansionismo germano.
Así, tras el lanzamiento de Barbarroja, miles de hombres se vieron
arrastrados a tomar parte junto a la Wehrmacht en una campaña
larga y agotadora integrados en la Legión Letona.
El extraordinario progreso obtenido por los soviéticos a raíz de
Bagration, significó la práctica aniquilación del Grupo de Ejércitos
Centro. Aislado y con su flanco derecho expuesto, el Grupo de
Ejércitos Norte – formado por el 16º Ejército de Hilpert y el 18º
de Boege– tuvo que retirarse de Estonia y replegarse hacia
Letonia. Tras perder Riga, quedó atrapado en un gigantesco cerco
en la península de Curlandia cuando, el 10 de octubre de 1944, el
1er Frente Báltico de Bagramian llegó a las proximidades de
Memel, Lituania.