Tras su llegada a España Washington Irving inicia un recorrido por tierras andaluzas. Durante su visita a Granada queda extasiado por la majestuosidad de la Alhambra en cuyas habitaciones tiene la fortuna de alojarse. Allí conoce a varios personajes que le acompañarán durante su estancia en tierras granadinas. De las conversaciones con éstos y de las historias que escucha a su fiel criado y guía Mateo Jiménez transcribirá leyendas y tradiciones transmitidas de padres a hijos durante generaciones.
De esta forma con sus Cuentos de la Alhambra Washington Irving escribió una rica y detallada crónica de la España de la primera mitad del siglo XIX y sobre todo supo transmitir la magia y el misterio de toda una época. Porque algunas de las narraciones que componen el cuerpo central de la obra -la del astrólogo árabe que contribuyó con su magia a derrotar a los ejércitos enemigos; la de las tres hermosas princesas encerradas en una torre para que no se enamoraran; la del peregrino del amor también encerrado en una torre por su celoso padre; la del legado del moro que nos habla de un fabuloso tesoro encontrado por un aguador; la de la Rosa de la Alhambra en que se nos muestra un laúd maravilloso capaz de curar la melancolía del rey- bien podrían provenir de Las mil y una noches.
Ficha técnica
Traductor: Ventura Traveset
Editorial: Espasa Libros, S.L.U.
ISBN: 9788423972098
Idioma: Castellano
Número de páginas: 248
Tiempo de lectura:
5h 52m
Encuadernación: Tapa blanda
Año de edición: 2001
Plaza de edición: Madrid
Colección:
Coleccion Austral (Nueva)
Coleccion Austral (Nueva)
Número: 209
Alto: 17.0 cm
Ancho: 11.0 cm
Especificaciones del producto
Escrito por Washington Irving
Nació en Nueva York, el 30 de abril de 1783. Realizó estudios de Derecho, pero su vocación se interesaba más por el periodismo y la escritura que por la abogacía. En 1802 comenzó a escribir artículos en periódicos de Nueva York. En 1815 se fue a vivir a Liverpool y allí trabó amistad con importantes hombres de letras: sir Walter Scott y Thomas Moore, entre otros. Escribió algunos ensayos y relatos bajo el seudónimo de Geoffrey Crayon. En Madrid perteneció al cuerpo diplomático de su país. Nuevamente en Estados Unidos en 1846, regresó a Sunnyside, su casa de campo, y allí falleció el 28 de noviembre de 1859.