Salvador Dalí es quizá el artista de vanguardia más conocido en todo el mundo. Sus obras se han difundido de un modo extraordinario, consagradas desde fechas muy tempranas por las instituciones, la crítica, y muy en especial por los medios de masas. Todo esto se ha venido atribuyendo a las peculiaridades de su carácter, más que a la cualidad intrínseca de su trabajo artístico. Pero este libro demuestra que los rasgos más sobresalientes de la personalidad pública de Dalí obedecieron a una estrategia calculada: sus extravagancias se orientaban a la creación y mantenimiento de un personaje cuyos atributos iconográficos deben ser estudiados con los métodos propios de la historia del arte.