La realidad fáctica, los hechos propiamente dichos, son, en una apreciación primaria, el ámbito sobre el que se proyecta la aplicación de las normas. Da mihi factum, dabo tibi ius, reza el conocido aforismo romano, que pone ante nosotros esa significación de los hechos como presupuesto básico de la operatividad de las normas jurídicas. Es verdad, desde luego, que no nos encontramos frente a un camino de un solo sentido, o a una conexión unilateral; la Hermenéutica ha mostrado con claridad el carácter circular del vínculo entre hechos y normas que permite superar esa forma primaria de entender la relación entre ambas realidades. Pero, si se nos apura, todavía cabe referirse a los hechos desde otro punto de vista cuando nos aproximamos al significado de determinadas instituciones jurídicas. Por limitarnos al Derecho de sociedades, hablar de sociedad de hecho, grupo de hecho o, como se hace en esta monografía, de administrador de hecho, implica un planteamiento diferente, en el que la realidad puramente fáctica se nos muestra como una suerte de "contrafigura" de una determinada institución jurídica que, por diversas circunstancias o, en su caso, por ciertas carencias, no ha llegado a configurarse plenamente o, habiéndolo logrado, ha visto decaer algunos de sus requisitos esenciales. Cabría decir, por ello, que la realidad fáctica, en cuanto reverso de una determinada figura jurídica, aspira a "constituirse" en institución dotada de efectos jur’dicos, sin abandonar, por ello, su inicial dimensión fáctica. Esta monografía, que no pretende decirlo todo alrededor de la figura del administrador de hecho, es, sin embargo, un trabajo necesario en el ámbito de nuestro ordenamiento. Aunque no faltan, como sabemos, aproximaciones valiosas ni estudios sugestivos en torno a los mœltiples problemas que plantea la materia estudiada, se echaba de menos una obra que permitiera al lector situarse con comodidad y seguridad en una temática susceptible de ampliarse ilimitadamente, por la presión de los propios hechos de la práctica societaria, de un lado, y por la ausencia de un marco adecuado de com