MANUEL J. CASTILLA y Santiago Sylvester
COLIHUE - 9789505816873
La celebración de la tierra y el canto en los versos de este arraigado y entrañable poeta salteño. Su vasta obra -de la que sobre todo se conoce masivamente aquella parte que ha nutrido la cancionística folklórica del Noroeste- es además hija de todo un movimiento cultural surgido en las provincias norteñas en la década del 40. Este movimiento fue el que dio origen al grupo La Carpa, fundado con el propósito manifiesto de celebrar el paisaje, la naturaleza primordial, y dar testimonio del hombre de la región. En Castilla, como destaca en el prólogo Santiago Sylvester, siempre va a estar presente ese deseo de construirse una patria: es "el poeta que funda un lugar para que, a su vez, le sirva de fundamento". Recordemos que sus letras para canciones son numerosísimas, y entre las más difundidas se destacan "La zamba de Balderrama", "La arenosa", "Zamba de Anta", "La pomeña", etc. pero si en el imaginario ha perdurado sobre todo el letrista folklórico, esta selección rescata fundamentalmente al poeta extraordinario y prolífico que fue, relevando creaciones de sus tempranos Luna muerta (1943) y La niebla y el árbol (1946), de ese libro fundamental en su desarrollo poético que es Copajira (1949), y de los sucesivos La tierra de uno (1951), Norte adentro (1954), De solo estar (1957), El cielo lejos (1959), Bajo las lentas nubes (1963), Posesión entre pájaros (1966), Andenes al ocaso (1967), El verde vuelve (1970), Cantos del gozante (1972) -que incluye el poema que da nombre a esta antología-, Triste de la lluvia (1977), y el póstumo Canto del cielo, que a cada instante crece y se derrumba.
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Escrito por Santiago Sylvester
Santiago Sylvester (Salta, Argentina, 1942) fue periodista en Buenos Aires, abogado en Salta, y vivió en Madrid entre 1977 y 1995 -donde codirigió la revista Estaciones-, antes de volver a la capital argentina. Ha publicado, entre otros, los siguientes libros de poesía: En estos días, 1963; El aire y su camino, 1966; Esa frágil corona, 1971; Palabra intencional, 1974; La realidad provisoria, 1977; y Libro de viaje, 1982. Ha sido calificado como «sin lugar a dudas, una de las voces más importantes de la nueva poesía argentina» (Leopoldo Castilla, La Estafeta Literaria).
En su país ha recibido el premio Sixto Pondal Ríos, el de la Dirección de Cultura de Salta y, en dos oportunidades, el del Fondo Nacional de las Artes.
En España le fue otorgado el premio Ignacio Aldecoa por su relato «Nunca hay que llegar de golpe a casa», incluido en La prima carnal, que fue calificado por el jurado como «una indagación literaria plena de grandes hallazgos».
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