Estamos ante el libro de la expresión artística del médico de “cabecera”, hoy llamado médico de familia. Se trata de exponer cómo la actividad del médico de familia ha sido representada a lo largo de la historia en la obra pictórica. La medicina de familia como motivo de arte. Esta obra se ha ido trazando conforme iban viviendo la propia obra. Esta manera de actuar ha propiciado que la puesta en escena final se haya librado del inevitable corsé del guión previo, aún a costa de perder cierta homogeneidad en la trama y la fidelidad del título. En esta obra no se trata de coleccionar detalles eruditos, sino de tomar conciencia de lo que han sido, son y pueden ser aquellas personas que deciden unir vocación y profesión (conviene recordar que la medicina es una de las tres verdaderas profesiones -que no oficio- del hombre) en la ayuda al ser humano en tanto que individuo y miembro de una comunidad, en cuanto que sujeto sano, “enfermable”, enfermo, curable y mortal. Y a ello contribuye de manera peculiar, pero al mismo tiempo complementaria, la historia, el arte y la literatura. Se considera, en esta obra, que la multidimensionalidad de la medicina y del médico de familia no ha podido ser abordada desde un análisis unidimensional. Este es el motivo por el cuál, a la hora de echar a andar, la historia y la literatura se han sumado al arte, como compañeros de tan ilusionante viaje.